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miércoles, 19 de octubre de 2011

AC/DC - Olímpico de Montjuic (1991)

Muchos años habían pasado desde que me inicié en esto del Metal sin haber podido disfrutar de un concierto de los AC/DC. Más de una década esperando para poder ver, sobre todo, al  Sr. Angus.

Cierto día me comentan que los australianos venían a Barcelona y además con varios grupos como para no perderse ni uno. Días después me informé bien de quienes eran esos grupos.

Este era el cartel inicial del evento: AC/DC, Metallica, Mötley Crüe y Qüeensryche. Todo un cartelazo tal como estaban entonces dichas bandas; muy afamados y muy representativos del Metal de aquellos tiempos, además de estar a un gran nivel musical y de tener un buen reconocimiento por parte la mayoría de Metaleros.

Ese cartel iba a durar poco, porque semanas después, Mötley Crüe caían de él, dejándonos a muchos con cara de circunstancias al enterarnos de la noticia. Pero bueno, seguían estando los dos primeros que eran los más importantes y con esa excusa nos consolamos. En unos días compré la entrada en la que, de hecho, no aparecen los californianos.

Poco después, caen también Qüeensryche. Estos sí constan en la entrada. "¡Menuda putada, a ver si ahora caen una a una todas las bandas del cartel y me quedo con cara de bobo con la entrada en la mano", me dije al recibir esa segunda “alegría”, incluso comencé a temer que eso fuese posible. Pero poco después, conozco la noticia de que había nuevas incorporaciones para acompañar a los AC/DC y los Metallica, que habían quedado solos en el cartel. Las nuevas incorporaciones eran Tesla y Legion. ¡Bueno!, ya no era lo que en un principio nos ofrecían, pero eran dos bandas aceptables para intentar demostrar que a pesar de los cambios seguía siendo un buen cartel.

Finalmente se presentó el día. Cinco amigos (J.C. - J.D. - M.G. - R.O. y un servidor) fuimos en coche a Barcelona para ver ese festival. Cuando llegamos a las afueras del estadio, sobre estar a tope de vehículos por todas partes, tuvimos la gran suerte de aparcar enseguida. Bajamos del coche y a los pocos metros escuchamos un comentario que le hacía un chaval a otro en voz alta mientras se hablaban a distancia: "¡se han separado los Legion!"; eso es lo que dijo. No sé cómo lo sabía pero es lo que dijo. Así que, poco antes de entrar, recibíamos (otra vez) una mala noticia. Legion tan sólo actuaron 30 minutos y no llegamos a tiempo de verlos.

Entrada
Nada más entrar, nos dirigimos a la grada para sentarnos, echamos una mirada hacia el horizonte… y un gran ambientazo en el estadio (con unas  50.000 personas) hizo que se nos olvidasen inmediatamente las ausencias que había en el cartel, puesto que el objetivo de todos nosotros era ver a las dos bandas más grandes en un ambiente como tal.

En ese momento actuaban Tesla, pero apenas fueron un relleno para casi todos los que nos encontrábamos allí. Luego, un descanso, que para la inmensa mayoría fue eterno, y aparecen Metallica, todavía en sus buenos tiempos (o más bien diría: al final de sus buenos tiempos). Bailé como poseso todos y cada uno de los temas. Fue impresionante el concierto que se marcaron, seguramente sacando todo su potencial de directo para hacer constatar al máximo su presencia ante el público a causa de los que venían luego. 

Por eso fue un gozo máximo poder escuchar temas como `One´ con unos Metallica entregados al 100 %, algo que les queda difícil de superar en la actualidad (hablando del año en el que publico éste post: 2011). `Master of Puppets´, `And Justice for All…´, `Ride The Lightning´, `Kill 'em All´ y algunas del Black Album, fue de donde extrajeron los temas para el tracklist. Una grandísima actuación de Metallica.

Tras otro largo y tenso descanso, sobre aquel inmenso escenario aparecen enérgicos los míticos y legendarios AC/DC, presentándonos Razors Edge justo el mismo día que cumplía un año editado, y con Angus y Brian liderando sobre las tablas con plena garantía. El estadio fue un clamor. Una fiesta durante todo el concierto invadió el recinto, haciendo de él un lugar de un día inolvidable para muchos.

Exceptuando que Mr. Angus tardó aproximadamente 20 minutos para bajarse el pantalón de colegial para enseñarnos la bandera de España, y el esguince monumental que me hice al caer después de dar un salto para intentar coger uno de aquellos billetes que lanzaron al público cuando sonó `Moneytalks´, por lo demás, fue todo estupendo. 

La banda nos dejó un buen directo exhibiendo ese nuevo álbum y sus grandes clásicos. Un grandioso espectáculo rematado con 21 cañonazos de las piezas de artillería que tenían montadas encima del escenario, adornándolo por arriba como con una diadema y que se ponían en pleno funcionamiento mientras sonaba la parte final de `For Those About to Rock (We Salute You)´. Un buen final de traca, como decimos en mi tierra.

Tratándose de una fiesta de tal calibre, casi todos nosotros bebimos algo ese día, y justamente al conductor (J.D.), que es uno de los que apenas había bebido, le sentó algo mal. Estuvimos esperando un rato mientras arrojaba. Cuando terminó dijo encontrarse bien y decidimos coger el coche para volver.

Yo había bebido muy poco y me coloqué en el asiento del copiloto. Salimos de Barcelona controlando al conductor y preguntándole constantemente si estaba bien, a lo que él siempre respondía satisfactoriamente. Al poco rato de viaje, los tres ocupantes traseros fueron quedándose dormidos y esas conversaciones sobre cosas que nos habían ocurrido durante el concierto fueron disminuyendo, hasta que se durmió el último. Yo miraba constantemente de reojo al piloto, ya que no me fiaba mucho de su estado al haber vomitado. Le ponía Slayer en el cassette para que estuviese alerta.

En dos ocasiones vi que se le cerraban los ojos y los volvía a abrir. No paré de hablarle para entretenerlo. Pero ocurrió una tercera vez, y ésta vez ya no los abría mientras el coche iba encarándose poco a poco hacia la izquierda dirigiéndose hacia la mediana. Inmediatamente le cogí el volante y de un grito lo desperté haciéndole salir de la autopista para parar y dormir. Nos llevamos un buen susto ambos, porque los de atrás todavía no se habían enterado y preguntaban medio dormidos: "¿qué pasa?, ¿qué ha pasado?". Así que paramos y tras un par de horas descansando volvimos tranquilitos a casa.

Gracias a que no ocurrió nada hoy puedo contarles todo lo que aquí relato, pero me gustaría dejar un mensaje para todos los que cogemos el coche y sus acompañantes.
No hagan nunca lo que hicimos nosotros. Intenten no volver de viaje en cuanto se acaba un concierto. Descansen antes que vale mucho la pena. No hay otra prioridad.

Y por otro lado, decir: por favor señores acompañantes, no se duerman todos y controlen que el conductor y el copiloto sean siempre los que estén en buena condición antes de arrancar un coche, y asegúrense de que el copiloto sea siempre un buen vigilante del piloto por si algo le ocurriese; sin dormirse. Si en nuestro caso no hubiera sucedido así, nuestra suerte hubiese sido otra. No caigan en el error, porque yo también podía haberme dormido tranquilamente como hicieron los demás.


J.C. - J.D. - JJ P. - M.G.


J.C. - R.O. - J.D. - JJ P.
Fotos cedidas por cortesía de mi amigo M. Galán

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