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viernes, 9 de diciembre de 2011

MEGADETH "Endgame" (CD - 2009)

Tras un pequeño estancamiento en sus dos últimos discos, y después de la fastidiosa lesión en el brazo izquierdo de Dave Mustain, los californianos vuelven a la carga mostrándonos sus mejores cualidades en éste fabuloso disco. 

Con la instrumental que marca el inicio del trabajo nos desvelan claramente sus intenciones de lo que a posteriori deleitará nuestros oídos. Casi sin tiempo para respirar, se abalanzan de lleno a romper con todo ya en su segundo corte, manteniendo esta tónica durante todo el disco. Un jardín de magníficas canciones para disfrutar al máximo de la esencia de lo que realmente se llama puro Thrash, Thrash del bueno.

Además de percibir muchos toques modernistas, también se aprecian muchos otros que podríamos comparar con alguno de sus antiguos lanzamientos, como lo es su fantástico y archiconocido `Rust In Peace´.

En este caso, me es prácticamente imposible destacar ningún tema en concreto, puesto que todos son espectaculares en su máxima expresión. Desde luego, muy buena manera de ponerse al día y de no dormirse en los laureles, ya que la escena musical actual así lo demanda.

Nuevas bandas aparecen en escena como churros a diario. Cada vez es más la competencia y la variedad del mercado, y por consiguiente, el aumento de la calidad y de un público que cada vez es más exigente. 

Pero Megadeth siempre fue una banda a la que el público le suele exigir un buen trabajo y se les deja muy poco margen de error para la crítica cuando sacan un nuevo disco. Es lo que sucede cuando en cierto modo te "malacostumbra" la calidad. Pero Megadeth no fallaron y estuvieron a la altura esperada, o al menos... eso dicen mis oídos.

Discazo tremendamente recomendable e imprescindible para cualquier Metalero que se tercie. Sin lugar a dudas, si no el mejor, uno de los tres mejores discos de la banda.

Calificación: ***** 

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

LA GARITA 3, "La Loca"

En el acuartelamiento donde hice el servicio militar, existía una garita donde realizar una guardia era toda una aventura. En el cuerpo de guardia la llamaban… “La 3”. 

La garita estaba situada a más de 1,5 km. de la urbe del cuartel. Por el día te sentías solo, muy solo, como si estuvieses en un desierto en el que la arena se convierte en hierba. De hecho, hasta donde te alcanzaba la vista, tan apenas llegabas a contar tres solitarios árboles. El silencio predominaba en el ambiente y cualquier ruido era sospechoso incluso a la luz del día. 

La compañía más cercana a la garita era la de un perro situado a unos 40 m. que estaba atado a un cable de acero. De vez en cuando salía de su caseta para andar unos metros (los que le dejaba el cable) y luego volvía a su refugio donde pasaba un buen rato sin volver a asomarse. Cuando iba anocheciendo el silencio se hacía más consistente, daba la impresión como si te adentraras en un oscuro túnel. Poco a poco ibas perdiendo la visión de todo, incluida la de ese perro que aliviaba tu soledad cuando se decidía a salir de su refugio a dar unos pasos. 

La noche empezaba a causar respeto tal como pasaban los minutos y cada vez se convertía en una oscuridad más densa e intrigante. La verdad es que acongojaba un poco, pero todavía lo hacía más el saber la historia que aconteció en ese puesto de guardia unos años antes.
Cuando el cuartelero colgaba la lista de los servicios del día siguiente en el tablón de anuncios, la gente no sólo iba a ver si le habían asignado un servicio, sino que rezaban para que no les hubiese tocado una guardia en “La 3”. Ese puesto de guardia estaba ubicado antiguamente en la cima de un monte y más tarde se trasladó al pie de esa montaña.

Se estilaba por allí relatar una historia que los más veteranos ya se encargaban de contar en cuanto un novato aparecía en el tablón de anuncios con guardia en esa garita. Con ello conseguían sembrarte un pequeño temor a lo desconocido, el cual ellos también tenían a lo conocido, pero del que se libraban al ser veteranos, ya que esa guardia siempre se reservaba intencionadamente para los “Guris”, que es como allí se les llamaba a los novatos.

La historia era un caso supuestamente real que ocurrió en ese cuartel, concretamente en la antigua garita “3”, la de piedra ubicada en la cima del monte. Se contaba que un soldado se disparó y se quitó la vida durante una guardia. Se decía que su madre quedó totalmente ida por la noticia y que, llevada por esa locura tras la muerte de su hijo, se le aparecía por las noches al soldado de guardia de turno. No era un fantasma, ni venía a hacerte nada, tan sólo aparecía para avisarte de que no hicieses lo mismo que había hecho su hijo pero... locamente (el susto no te lo quitaba ni...). 

De ahí el nombre con el que se rebautizó a ese puesto de guardia entre la tropa, “La Loca”. Así que ese fue el nombre que se le asignó a “La 3”, el puesto que sustituyó a la antigua “3” de piedra y que se reubicó en formato hierro para situarla a pie de monte. 

Aquí pasé muchísimas horas de guardia durante los seis primeros meses de servicio. Pero en la nueva “Loca”, también había ocurrido algo muy sonado, otro suicidio; un soldado se disparó durante la guardia unos años antes. Ya eran muchas historias en “La Loca” como para creérselo todo, pero en ésta garita había un disparo en la chapa metálica de la estructura del puesto, disparo que, si observabas bien (y horas tuve de sobra para ello) tenía el orificio de entrada y salida de forma que encajaba perfectamente con el relato de la gente de cómo ocurrió ese percance, especialmente cuando el relato provenía de gente pernocta de la zona. 

Entonces, si esto también era cierto... te preguntabas: ¿qué pasaba realmente en "La Loca"?. Así que, cuando llegaba la noche, ese pequeño temor hecho cuestión se convertía para el centinela en algo más que un pensamiento. Oías de todo y veías de todo, pero no había nada, sólo estabas tú. Así que decidí intentar distraerme y pensé en hacer pulseras de hilo para despistar a mi mente con algo. 

El problema es que de noche no se podía tener luz dentro del puesto de guardia, ni tampoco se podía fumar ni encender un mechero (ya se sabe por qué). Así que me tocaba trabajar con los hilos a oscuras dándome de vez en cuando un pequeño flash de luz con la piedra del mechero, y aunque tapaba el chispazo con el cuerpo, me arriesgaba a que pudiesen ver el resplandor desde el cuerpo de guardia desde donde nos controlaban a todos mediante cámaras de infrarrojos instaladas a escasos metros de cada una de las garitas. Lo cierto es que conseguí despistar bastante a mi mente y hacer muchas pulseras de ésta manera, pero la sensación de incomodidad se palpaba igualmente en el ambiente.

La imaginación te jugaba muchas malas pasadas por la noche, pero por el día era todo lo contrario. Cada día que entrabas de guardia te chupabas ocho horas divididas en cuatro turnos de dos, y como la imaginación de por el día era diferente a la de la noche, pues se te ocurrían cosas diferentes, cosas como... jugar al ajedrez YO SÓLO, sin hacerme trampas a mí mismo, jeje. Y es cierto, es una experiencia que recomiendo y que hará descubrir cosas nuevas a los muy aficionados al juego y además te hará retar a tu propio cerebro a la sinceridad más absoluta de tu conciencia. 

También se te ocurrían cosas como sacar una de las ventanas para hacerte una mesa con el fusil boca abajo como pata, desmontar la lámpara para enchufar un cassette y un radiador, o… contar mentalmente las dos horas de un turno SEGUNDO a SEGUNDO. Esto último me lo planteé muy enserio poco antes de acudir al puesto para hacer mí guardia, y cuando saludé al compañero del turno anterior para sustituirle, apreté el botón del cronómetro y comencé a contar. 

Es una experiencia de superación, de concentración, de perseverancia, de control, de sincronización mental. Pero lo más sorprendente de esto fue la diferencia de error que tuve contando esos 7200 segundos mentalmente. En el momento que pitaba el aviso del crono, y mientras el relevo se acercaba hacia mi posición, mi cabeza contaba… 1h. 59´ 48” (tan sólo 12” de desfase), algo espectacular para alguien tan inexperto. Por cierto, el relevo... muy puntual.

Todavía no sé cómo fui capaz de aguantar, ni de tener ese desfase tan pequeño, pero lo cierto es que esa garita sacó de mí ciertos detalles que me hacen recapacitar muchas veces en lo que la mente humana es capaz de llegar a pensar para conseguir evitar el aburrimiento. ¿Qué hubiese ocurrido en una isla tan sólo durante una semana en plena soledad?. Todo es cuestión de probarlo, o... ¿acaso me estaría haciendo efecto el nombre con el que se rebautizó a la garita “3”?.
Edad: 20-21 años

jueves, 1 de diciembre de 2011

SUMMER TRASH FESTIVAL - Grao de Castellón (1991)

Desde que nació el Heavy Metal, hace ya más de treinta años desde la fecha de este post, de algún que otro festival hemos podido disfrutar en nuestra provincia. El primero de cierto nivel destacable que se celebró, fue el que se hizo en el Javier Marquina en 1991, campo de fútbol ubicado a escasos 50 m. de la playa del Grao de Castellón

El cartel estaba compuesto por, Soziedad Alkoholika, Poltergeist, Accusser, Coroner, Deathrow, Risk y Sodom. Desde luego que, aún sin incluir ningún grupo de “élite” de la época, era un buen cartel para los tiempos que corrían. Excepto Poltergeist y Accusser, el resto de bandas sonaban lo suficiente como para que fuesen conocidas por muchos, así que ese evento despertó rápidamente el interés de bastante “tropa” Metalera de la zona, algo también muy lógico por el desespero generalizado que se tenía entonces por poder disfrutar de un concierto de Metal en condiciones, sobre todo si lo tenías cerca de casa.

Entrada
La ubicación elegida acompañaba a que el festival fuese un éxito de público, pero no fue así; casi la totalidad de los asistentes eran de nuestra provincia, unos pocos de otras provincias del país, y casi nadie del extranjero. Posiblemente, si se hubiese celebrado un segundo Summer en las mismas fechas veraniegas en la que se celebró el primero, hubiese acudido más gente extranjera y de otros lugares de España, más que nada porque, estando en verano y siendo lugar turístico internacional durante estas fechas, es lógico que esa asistencia pudiese ir en aumento de año en año. 

Ya se sabe lo que ocurre con estas cosas, que cada vez lo sabe más gente y cada año que pasa suele incrementarse la asistencia de público, eso sí, siempre y cuando se elabore un buen cartel musical lo suficientemente atractivo y equitativo. 

Además, en aquellos tiempos no existía Internet para el usuario de a pie, o al menos no estaba tan expandido como ahora (eran los comienzos), con lo que era bastante complicado captar la atención en masa del foráneo. Así que al festival tan apenas acudieron unas 2000 personas. Esto provocó que se cerrasen prácticamente las puertas a celebrar una segunda edición.
Para mis amigos y un servidor, las bandas de éste festival no eran precisamente de lo que más nos gustaba y nos tomamos el asunto más como una fiesta Metalera que como un festival de tener que estar atentos a la música. De hecho, prestamos muy poca atención a los tres primeros grupos, situándonos en las inmediaciones de la barra mientras hacíamos estragos con la cerveza; fresquita, fresquita, que el calor apretaba.

Después de actuar esas tres bandas comenzaron a sonar las que más nos importaban del cartel y nos arrimamos hacia el escenario para disfrutar mejor de esas actuaciones. 

Pero la verdad es que, entre los efectos de la cerveza y la falta de conocimiento de muchos de los temas que tocaron esos grupos, esos conciertos continuaron siendo una fiesta para nosotros más que un festival. Verlos sí, los vimos; escucharlos sí, los escuchamos; aplaudirles sí, les aplaudimos; pero si ahora me preguntan por algún tema de los que tocaron o reconocí, sólo puedo decirles `Bombemhagel´ de los Sodom, y alguno de los Risk. 

Fue más la emoción de ver tanta fiesta y Heavies reunidos en Castellón, que la importancia que le dimos a la música. Ahí no estaba ninguno de los grandes (Kreator, Testament, Sepultura, Megadeth, Slayer, Metallica, Anthrax…), que entonces eran los que nos volvían loquitos de verdad.
Así que fue un festival muy divertido para nosotros del cual muy poco aprendimos en lo que se refiere a lo musical, espectáculo y puesta en escena, todo por nuestra escasa atención y por la poca seriedad a la hora de escuchar y valorar lo que vimos, aunque después, con el paso del tiempo, sigo pensando exactamente lo mismo que entonces: exceptuando a los Sodom, que tampoco es que me cautiven demasiado, las demás siguen siendo o fueron bandas sin apenas caché respecto a otras bandas míticas de la época, como pueden ser entre otros, Overkill, Flotsam & Jetsam, Destruction, Exodus, Annihilator o Nuclear Assault.

Un festival que si hubiese nacido siete u ocho años más tarde podría haber sido cita de más reclamo para el forastero debido al avance tecnológico que durante esos años comenzaba firmemente a invadir nuestras vidas, facilitando con ello la comunicación de las gentes y el trabajo, costes y efectividad de la publicidad sobre el evento, lo que podría haber motivado a realizar un segundo festival con mejor cartel y con más probabilidades de poder asentarse como una interesante cita anual en nuestra región para el sector Metalero.



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