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domingo, 31 de marzo de 2013

CLASH OF THE TITANS - San Sebastián (1990)

Ante una década que particularmente se me cocinaba floja en lo que a conciertos se refiere, a los pocos que asistí fueron eventos dignos de archivar para la historia, entre ellos este, el Clash Of The Titans del ´90.

En esos años el Thrash estaba pegando fortísimo con bandas que iniciaron su andadura a comienzos y mediados de los ´80 que vivían sus mejores momentos arrastrando a miles de personas en sus directos. Entonces el Thrash era lo último de lo último, pese a que Obituary, Sepultura o Morbid Angel (entre otros) ya estaban pisando fuerte marcando terreno con el Death Metal, o incluso Napalm Death ya habían mostrado al mundo la contundencia sonora del Grindcore. Pero el Thrash era el verdadero espíritu Metalero de la mayoría. 

Eran tiempos algo flojos para el Heavy Metal auténtico, pues del estilo derivaron multitud de bandas AOR, Glam o Hair Metal que en muy pocos años también inundaban la escena musical Metálica y que también tenían multitud de seguidores, sobre todo en Estados Unidos. Pero luego la mayoría se desinflaban como un globo porque eran estilos como el pantalón de campana en su época. 

Esas ropas, maquillajes y peinados cardados delataban que tan sólo eran una simple y pasajera moda, excepto algunos como W.A.S.P., Twisted Sister, Mötley Crüe o Ratt que aguantaban bastante bien su mástil. Pero el Thrash no era una moda, el Thrash nos trastornaba, nos llenaba, nos activaba la adrenalina, se veía futuro en él. Además, el Speed Metal creo que tan sólo fue un puntual estilo de transición entre el Heavy y el Thrash, ya que más tarde poco se habló de él y muy pocas bandas se dedicaron a profundizar en ese estilo tan áspero. Por todo ello, ver un cartel como el de este post, con cuatro bandas de tan prestigioso nivel, era como un sueño.

Los compañeros de viaje M & R
Al concierto acudimos en coche tres colegas de Onda. Allí nos reunimos en la misma entrada con otros paisanos y muchos conocidos de nuestra provincia. Incluso varios de esos paisanos venían directos desde Barcelona, donde la noche anterior se celebró el mismo evento y del cual querían volver a disfrutar por la grata sensación que les dejó el de la ciudad Condal. Quisieron repetir sin dudarlo, lo que nos llevó a pensar, todavía más si cabe después de sus preciados comentarios, que se preparaba una grandísima noche. Se respiraba ilusión, ganas y emoción a borbotones. 

Sin duda todos sabíamos que ese evento era cosa seria con un cartel de lujo. El ambiente en los alrededores del Pabellón Polideportivo de Anoeta era magnífico en lo que a expectación se refiere, y ahora matizo. Tardamos un buen rato en entrar al recinto por el excesivo público que allí se congregó tras el cambio sufrido por la ubicación del evento (al final no fue en el Velódromo a causa del Festival Internacional de Cine de San Sebastián) y por los exagerados y férreos controles policiales dispuestos con perros incluidos. 

Cuando lo conseguimos, justo a punto de entrar en el pabellón, un fuerte alboroto llamó la atención de casi todos los presentes en el “Hall”. De pronto, el medio buen rollo se ensució con ese hecho. Hubieron gritos, corridas y empujones por la zona de entrada, pero había demasiada gente y no divisábamos nada. Instantes después todo volvió a la normalidad y la gente recuperó esas ganas de Metal por las que asistíamos al lugar. 

Realmente en ese momento no supe lo que ocurrió, pero lo curioso es que años más tarde, mirando unos libros en un centro comercial, me fijé en uno titulado: `Heavy Metal´. Por supuesto que lo compré. Al día siguiente comencé a leerlo e inmediatamente me di cuenta de que, casualmente, estaba leyendo sobre ese mismo evento. Me quedé cuadriculado. ¡El libro me estaba contando un pequeño episodio del Clash Of The Titans de San Sebastián de 1990 con mal rollo incluido!, pero… ¿queréis saber cuál fue?, pues tan sólo hay que leerse el primer capítulo del libro para informarse, pero os anticipo que por lo leído todo tuvo que ver con una pregunta inoportuna en el lugar y en el momento más inoportuno. 

Un Punky alterado, la gran aglomeración de gente en tan reducido e inapropiado espacio y la presión que te causaba el desmesurado montaje policial, todo ello, formó un coctel explosivo que desembocó en una batalla con varios heridos. Los detalles podéis buscarlos en el libro de Francisco J. Satué, en su primer capítulo. 

Así que ya veis, un cartelón de leyenda en un lugar desproporcionado que se hizo muy incómodo. El recinto estaba completamente saturado de gente, tan apenas podías moverte sin chocar con alguien. Y qué deciros del interior del pabellón. Recuerdo que cuando logré entrar al “Hall” sonaban los Suicidal Tendencies, banda de estilo Hardcore-Punk que no desentonó en absoluto dentro de ese cartel tan Thrashero. Enseguida me di cuenta de que tenía que pedir de beber antes de lanzarme a tal puchero a presión. Me di la vuelta como pude, caminé unos metros a contracorriente y… ¿qué coño estaba haciendo yo allí si la barra parecía una colmena? 

Pero una vez in situ y tras pensarlo bien, opté por intentar alcanzar esa barra por todos los medios, hasta que lo conseguí. Mientras tanto, escuchaba el tremendo concierto que se estaban marcando los de Los Ángeles, pero tan sólo sonaron unos 30 min. aproximadamente (7 temas), justo el tiempo que me llevó esa proeza por conseguir un par de cervezas que me aticé de dos tragos porque era imposible salir de tal enjambre con el vaso lleno. Lo cierto es que íbamos chorreando en sudor y hacía mucha falta refrescarse, casi diría que era necesario, de ahí la citada “colmena”.

Suicidal Tendencies
Cuando terminaron de sonar los Suicidal la gente que había dentro del pabellón empezó a salir en bandada hacía las ya abarrotadísimas barras. Entonces es cuando aproveché, otra vez a contracorriente, para ubicarme entre los pequeños espacios que se iban abriendo en el interior. La gente salía empapada. Suicidal fueron como un vendaval.

Testament saltaban a escena tras el primer y excesivo descanso de 30 minutos. `The Legacy´ (´87), `The New Order´ (´88) y `Practice What You Preach´ (´89) eran los tres álbumes ya editados por Testament y de los que extrajeron su repertorio para la ocasión. Su inminente Souls of Black estaba a escasos días de ser lanzado. Tomaron las tablas con mucha fuerza desplegando todo el potencial que se esperaba de ellos, de principio a fin y sin dejar a nadie indiferente. Sencillamente… espectaculares.
JJ Piñón & M. Galán
A punto de terminar Testament nos dimos cuenta de que existía un piso superior como un gran balcón que daba media vuelta a la pista, así que decidimos subir con la intención de descansar un poco mientras echábamos un vistazo al directo desde más arriba. Y acertamos, porque pudimos ver algo más tranquilos el final de ese espectáculo desde otro punto de vista. No había mucha gente y pudimos relajarnos un rato durante el siguiente descanso, sentados en el suelo apoyados contra la pared.

Megadeth fueron los siguientes. Actuación muy esperada ya que la banda acaparaba muchas críticas por los problemas y hábitos de Dave Mustain, pero Dave venía bien rehabilitado para ofrecernos un monumental espectáculo entre sus cuerdas. `Rust in Peace´ de 1990 veía la luz a principios de ese mismo mes. Su apoteósico `So Far… So Good… So What!´de 1988 ya había revolucionado la expectación hacia la banda y con el lanzamiento de `Rust In Peace´ se consolidaban en lo más alto de su carrera musical. 

Con esos dos platos fuertes, aderezados con temas clásicos de sus dos primeros discos, nos deleitaron gratamente a todos. Una actuación digna de mención y merecedora de entrar en el templo de las mejores actuaciones de Metal habidas en nuestro país. 

Finalizando el concierto, Megadeth seguían haciéndose de rogar en ofrecernos su tema más popular del momento: `Anarchy in the U.K.´. Se retiraron de escena unos instantes dejándonos intrigados e incluso pensando que pudiesen marcharse sin complacernos con esa magnífica versión de los Sex Pistols. Pero la gente quería más, queríamos la guinda del pastel, por eso aprovechamos esa ausencia para aporrear el suelo a pisotones al estilo militar. El pabellón atronaba, sonaba bárbaro como nunca había visto en ningún otro evento de similares características. Literalmente… temblaba mientras el bello se nos ponía como escarpias. Hasta que la banda nos sacó de dudas, volvieron a escena y se marcaron un final de actuación apoteósico dejándonos a todos alucinados y empapados en un jolgorio monumental. 

Sin lugar a dudas fue una de las mejores actuaciones que he vivido. Su setlist fue el siguiente:
                                             01-  Rattlehead

                                             02-  Wake Up Dead

                                             03-  Hangar 18

                                             04-  Hook in Mouth

                                             05-  Skull Beneath the Skin

                                             06-  The Conjuring

                                             07-  In My Darkest Hour

                                             08-  Devil´s Island

                                             09-  My Last Words

                                             10-  Holy… The Punishment Due

                                             11-  Peace Sells

                                             12-  Anarchy in the U.K.

Megadeth
Finalmente llegaba el turno de Slayer, los cuales ostentaban ese lugar en el horario, pero no en el cartel. Hubo tremendos problemas por ubicar el cabeza de cartel de ese evento. Una lucha casi encarnizada entre Megadeth y Slayer que terminó en tablas, pero no en las tablas, sino en la estructura del cartel, de ahí que aparezcan las cabezas representativas de cada banda a la par y cambiados los horarios de estos en las entradas. 

Ese directo lo disfruté al máximo, logrando llegar casi eufórico hasta primera línea de combate a tan sólo unos centímetros del micro de Tom Araya. Los cabezazos mutuos y fortuitos, los empujones, avalanchas y las saladitas salpicadas de sudor, eran muy constantes. La gente se deshacía bailando y cabeceando cada uno de los temas del repertorio exhibido. 

La banda estaba a punto de lanzar `Seasons in the Abyss´, así que su `South of Heaven´ de 1988 era el último disco editado. La tremenda descarga que desplegaron impactó brutalmente en los oídos y en la retina de los asistentes. Se salieron. 

Este fue su brutal setlist:
                                              01-   Rainning Blood
                                             
                                                       02-   Black Magic

                                              03-   War Ensemble

                                              04-   Postmortem

                                              05-   Dead Skin Mask

                                              06-   Die by the Sword

                                              07-   Blood Red

                                              08-   Altar of Sacrifice

                                              09-   Jesus Saves

                                              10-   Spirit in Black

                                              11-   At Dawn They Sleep

                                              12-   Mandatory Suicide

                                              13-   Live Undead

                                              14-   South of Heaven

                                              15-   Angel of Death
Entrada
Al finalizar el evento estuvimos de garitos por la ciudad hasta altas horas de la madrugada donostiarra. Luego nos acostamos a dormir en el coche que aparcamos junto a las vías cercanas al complejo deportivo. Sobre las 9 de la mañana desperté por lo de siempre: ¡el puñetero sol!, ese que nunca te abandona en estas situaciones de estilo “camping-playa”. Giré remolona y ligeramente la cabeza... y entonces vi como simultáneamente se despertaba mi colega R.O., levantó la cabeza, me miró… y se asomó por la luna trasera con los párpados casi pegados por el sueño. 

De repente se le abrieron como dos platos y salió del coche desesperado. Se plantó en medio de la calle y gritó: - ¡¡Ramooooooooooooón!! jajajaja. Había visto a dos paisanos y colegas nuestros (Ramón y V. Sol) que venían a ver la escalada libre que se celebraba ese sábado por la mañana en el mismo lugar donde la noche anterior vivimos tantas sensaciones Metaleras. No se creían vernos allí, ni nosotros verlos a ellos, pero allí estábamos los cinco. 

Nos preguntamos sobre nuestros particulares viajes. Ellos venían en transporte público, y como eran dos, pues les ofrecimos llevarlos de vuelta en nuestro vehículo, pero con la condición de ir al Pub Infierno de Zaragoza, que era a donde nosotros pensábamos dirigirnos esa misma noche de camino de vuelta. Aceptaron y nos juntamos los cinco para disfrutar de un nuevo día de jarana. Fue una alegría inesperada que nos activó de nuevo e hizo que acompañásemos a nuestros colegas a ver esa escalada sin rechistar. 

Al entrar de nuevo en el pabellón nos quedamos alucinados, olía a "perro muerto", a alcohol corrompido, a orinas incrustadas, faltaban decenas de asientos en las gradas y se respiraba un silencio casi sepulcral que deprimía al más pintado. Sentí una sensación que me hizo pensar en ese dicho tan conocido: “después de la tormenta… viene la calma”.

Y allí, justo a nuestra derecha, estaba ya montada desde bien temprano esa pared inmensa para trepar, observada por unos cientos de aficionados, un público tranquilo, estático y muy silencioso, todo lo contrario que el público del día anterior. Ese contraste menguaba un poco nuestro ánimo, pues lo vivido allí la noche anterior invadió nuestro recuerdo logrando que una fuerte nostalgia se apoderase de nosotros tres mientras observábamos incrédulos el lugar.


Nuestros colegas venían exclusivamente a ver a un chico valenciano que era un crack de la escalada. Nosotros no lo conocíamos, pero nos informaron de que era buenísimo en su afición. Su turno era el nº 43, así que estuvimos un buen rato esperando su turno mientras nos distraíamos animando tímidamente a los demás participantes. 

Tan sólo uno de ellos logró trepar esa pared a duras penas y en casi 15 minutos. Hasta que llegó el turno del valenciano, se untó las manos con los típicos polvos, miró hacia arriba y comenzó la escalada. En menos de un minuto estaba arriba, subió como un rayo, como si llevase unas ventosas en pies y manos. El tímido público ya citado se levantó de inmediato lanzándole una ovación ensordecedora mientras nosotros nos reventábamos las palmas aplaudiendo. Sencillamente… THE NUMBER ONE!

Nuestros colegas quedaron tan satisfechos que nos animaron a marcharnos ya orgullosos de nuestro paisano levantino, ¡misión cumplida!. Y eso es lo que hicimos con una sonrisa de oreja a oreja.

Ahora era cuestión de pasar el día por la ciudad hasta que llegase la hora de partir hacia Zaragoza. Así que comenzamos a patear por las calles donde todavía se podían observar los carteles que anunciaban el concierto acaecido el día anterior, hasta que decidí recortar de la pared uno de estos para llevármelo como recuerdo. Lo que ocurre es que, para no romperlo, me llevé tras él medio centímetro de papel de otros posters de diferentes eventos pegados en la misma pared. Mientras caminábamos me dediqué a pelar a mano el papel sobrante, siendo el centro inevitable de miradas extrañadas de los transeúntes y de los cachondeos de mis colegas. 

Ese día hacía bastante viento y mi lucha con ese poster fue constante durante más de dos horas, incluso entrábamos a cafeterías y bares sin cesar en mi empeño por dejarlo lo más limpio posible. Además, ese poster era de un formato bastante más grande de los que normalmente estábamos acostumbrados a ver, lo cual acentuaba todavía más el no pasar desapercibido. El resultado fue este que ahora os muestro, porque todavía lo conservo. 

Curiosamente, los cabezas de cartel aparecen invertidos comparados con los de la entrada y el horario de sus actuaciones estaba equivocado en ambas impresiones.

El poster peleón
Ya oscureciendo, tras varias horas visitando diferentes pubs de la urbe, decidimos marchar hacia nuestro siguiente destino: la capital maña. Llegamos sobre las 22:00 h. y enseguida preguntamos por aquella famosa calle donde en aquel entonces se ubicaban tres pubs Metaleros: Infierno, Berlín y Utopía Thrash

Nuestros dos aficionados escaladores venían avisados de que acudíamos a un lugar donde podían ver cualquier cosa, una información que nosotros ya conocíamos por las historias contadas por varios residentes familiares de la capital, lo que hacía que sus caras no pudiesen ocultar cierta inquietud. Una vez estacionado nuestro vehículo en una calle colindante nos dirigimos hacia el lugar en cuestión. La calle estaba totalmente solitaria y parecía como si estuviese todo cerrado. Pero unos pasos más adelante vimos que no era así, los tres garitos estaban abiertos, y como estaba previsto... pues nos metimos directamente en el Infierno. 

Había doble puerta, entramos, y sin ni siquiera darnos tiempo de llegar a la barra, el corpulento barman se giró, miró de muy mala leche, estiró el cuello y de repente... corrió lanzado por dentro de la barra en dirección hacia nosotros, apoyó una mano sobre ella y pegó un salto a la carrera pasándonos como un misil a escasos centímetros. Nos quedamos casi petrificados mientras girábamos la cabeza mirando hacia dónde se dirigía, la salida, y claro, ambas puertas quedaron en balanceo, lo que nos permitió observar de refilón como sin mediar palabra le soltaba un tremendo guantazo a alguien que venía por detrás de nosotros. Lo dejó planchadito en el suelo y tranquilamente volvió a entrar a su faena. 

Nuestros colegas escaladores se quedaron impactados y en ese momento se dieron cuenta de que nuestros pre-avisos no habían sido ningún farol. No había apenas gente, así que, después del pequeño sobresalto nos tomamos unas cervecitas y luego cambiamos al Utopía Thrash, un garito acogedor con una decoración atractiva donde se respiraba muy buen ambiente. Estaba a reventar. Allí pasamos un buen rato hasta casi la hora de cierre. 

Entonces preguntamos a qué otro garito podíamos ir que hubiese abierto a esas horas, y nos informaron de que había una sala donde ponían algo de Rock y mucha gente tenía la costumbre de terminar allí la velada, se llamaba Bruto. Así que decidimos acatar los consejos de los residentes y culminamos allí una agradable madrugada. 

Ya aclarándose el firmamento, decidimos partir de nuevo hacia casa, pero las condiciones no eran las más óptimas para conducir tantos kilómetros, así que decidí atravesar la ciudad y luego parar a descansar en cuanto saliésemos de la capital. Se nos cerraban los ojos, de hecho, cuando llegamos a la salida dirección Teruel, los cuatro colegas ya estaban dormidos. 

Yo ya no podía más y en la primera ocasión que tuve paré el coche y en segundos también me dormí. Ya con el solecito bien alzado, y por culpa de dejarnos las ventanillas abiertas cuatro dedos, pues las decenas de agradabilísimas moscas hicieron el resto para despertarnos (alguno todavía aguantaba las moscas en los labios sin inmutarse). "¡Coño!, ¡cuántas moscas hay aquí!", comentó un compañero con los ojos hinchados por el cansancio. "Vaya, sí que es verdad, parece que nos estaban esperando", contesté todavía medio dormido e incordiado por tales seres voladores.

Hasta que nos dimos cuenta de que, desafortunadamente, había ido a parar justo en un vertedero de basura aparcando derrotado casi encima mismo de ella. Eso me espabiló lo suficiente como para ponerme de nuevo al volante y terminar nuestra ruta entre risas y cachondeo por todo lo vivido durante esos dos días inolvidables, que en mi sincera opinión, fueron de los mejores y más memorables de mi juventud.

Agradecimiento: algunas de las fotos expuestas son cortesía de mí gran amigo M. Galán, al que me encontré también allí, y es uno de los pocos que en aquellos años solía arriesgarse intentando meter una cámara fotográfica en los recintos. Si te cacheaban y te la encontraban… te quedabas sin ella, igual que las muñequeras de clavos, los cinturones de casquillos de bala y demás artículos característicos puntiagudos que solían y suelen adornar nuestros looks.

17 comentarios:

  1. hey tio yo soy de castellon y también estuve en ese concierto que fue memorable, yo fui con los autobuses que organizo el pub manowar, posiblemente uno de los mejores conciertos a los que he asistido. Un saludo de Antonio ( castellon)

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    1. Antonio, encantado de tenerte por aquí y muchas gracias por tu comentario. Para mí también fue uno de los mejores que he visto. Los cuatro grupos se salieron. La saturación de gente en ese pabellón fue la parte negativa, pero igualmente nos lo pasamos en grande, eh?.

      Un saludo desde Onda \m/

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    2. Ya te digo si lo pasamos bien, en aquella época un cartel como el que había era difícil por no decir imposible de superar

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    3. Muy cierto lo que dices Antonio, ese fue un concierto difícil de superar en aquella época. Ahora es distinto. Hay tantas bandas y tantos eventos, que es imposible que estos adquieran el valor que tenían los eventos de entonces. Era otra época que, por suerte, nos tocó vivir durante nuestra juventud. Cada vez se valoran más aquellos conciertos (sobre todo los ochenteros), y no es para menos.

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  2. He puesto en Google Clash Of The Titans San Sebastián y ha sido lo primero que me ha aparecido. Se agradece enormemente. Muy gratos recuerdos de lo vivido allí, yo fui en un viaje organizado en autobús desde Granada. Una odisea de intensas y largas horas en un cacharro que no sé cómo llegó y nos trajo de nuevo al punto de partida. Recuerdo especialmente el ciclón de Mike Muir (Suicidal Tendencies) en su corta actuación, el cabrero de Alex Skolnick de Testament por el mal sonido que tuvieron los norteamericanos, quizá el mejor concierto que vi de Megadeth, junto años después en el Monsters Of Rock de Las Ventas (Madrid), y la apisonadora de Slayer (de éstos guardo otro recuerdo imborrable y atronador en la gira del "Divine Intervention" en la sala Canciller de Madrid, junto a Machine Head). Compré, y aún conservo, dos camisetas de esa grandiosa e história tarde / noche, de Testament y Slayer. Con tu permiso, te pillo las fotos para el recuerdo, ya que salvo una de Slayer que pillé en el Facebook, no tengo ninguna.

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    1. Hola Freaks. Muchas gracias por el comentario. Me alegra mucho que hayas encontrado éste post en Google tan fácilmente.
      Por supuesto que puedes pillar las fotos, pues para eso están, para que gente que aprecia esto como tú pueda disfrutar de buenos recuerdos. Un saludo \m/. The Metal never dies!!.

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  3. También fui a ese concierto desde Salamanca, 4 amigos en tren

    Gran recuerdo tengo de ese evento

    En la foto que pusiste de Megadeth ando por ahí cerquita ya que en primera o segunda fila lo vi.

    En la playa de la cancha estábamos tiraos en la arena y alguien desde arriba me lanzó cerveza a la cabeza y al mirar hacia arriba , quienes eran?

    Eran los Testament que al verme el Chuck la camiseta que llevaba de Testament, me lanzó la cerveza desde unos 3 metros de altura.

    Subimos y pudimos charlar con ellos un buen rato, nos firmaron en lo primero que pille a mano, unas servilletas

    Fue un puntazo y nos alegro el antes del concierto

    Gracias por la crónica

    Salusos

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    1. Buena anécdota lo de Testament en La Concha. Seguro que les gustó ese rincón tan agradable de la ciudad. Muchas gracias por tu comentario.

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  4. Hola, como me alegro de leer este reportaje! Yo fui desde Asturias y habia un corte de carretera por una manifestacion de los ganaderos y tuvimos que dar la vuelta con el autobus y cojer el coche... fuimos a toda pastilla con un trapo por la ventana y pitando!!! jajajajaja, cuando llegamos ya habia empezado Slayer y nos metimos en el pozo a chupar embestidas.... lo pasamos muy bien pero fue corto!! Luego quedamos a tomar algo por el antiguo, estubo muy bien, que tiempos, si alguien tiene fotos de Slayer se lo agradeceria porque yo no tengo nada!! solo recuerdos,
    Muchas gracias por el reportaje.. SALUDOS

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    1. Hola Rubén, se agradece tu comentario y me complace que te alegre leer este post. Tu anécdota del trapo es genial. Me imagino al tráfico dejando paso :D . Por aquel entonces creo que aún se hacía lo de ir a toda prisa pitando asomando un pañuelo por la ventanilla cuando alguna se avecinaba a dar a luz y la transportaban a toda prisa hacia el hospital.
      Un placer. ¡Salud!

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  5. me ha encantado este post . Qué recuerdos . Yo también estuve allí . fui con un amigo desde Pamplona . He entrado a mirar en internet porque guardo las entradas de todos los conciertos y la de éste no la tenía ( no me acuerdo por qué jajajaj ) . La has puesto aquí y la voy a imprimir . Muchas gracias por el reportaje y por las fotos . ah a mi también me encantaba ese poster del concierto . saludos y gran blog

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    1. Se agradece mucho tu comentario, luis gil. Me alegro de que te haya gustado tanto el post como el blog en general. Muchas gracias, de verdad.

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  6. imcreible recuerdo . Me ha encantado . Yo estuve allí . Me ha encantado qe pusieses la entrada . Uno de los mejores conciertos que fui . ah y muy bueb blog . Gracias y un saludo fuerte

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  7. Se agradece el artículo, nosotros fuimos 3 colegas desde Zaragoza en los autobuses fletados por varios garitos, entre ellos el Infiernos (que no Infierno) que nombras.

    Ya ha llovido desde entonces, por cierto, en su época lo de calificar al Berlín de "metalero" te podría buscar una movida, punk y hardcore era lo suyo, el resto de garitos (Utopía, Infiernos, Tri-Tri, Metal, etc.) sí eran "metaleros". ¡Ah! Y la sala a la que te refieres como "Bruto" en realidad se denominaba "En Bruto".

    Un saludo de un maño.

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    1. Gracias por tu comentario y por los matices sobre los nombres de los garitos de Zaragoza. Tomo nota ;) . Saludos.

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  8. Hola. Me ha encantado leer el texto y rememorar aquel conciertazo que nos marcó nuestra juventud. Yo fuí al de Barcelona. Desde Gandia. Saludos y gracias por el gran relato. Me ha sacado unas risas. Creo que en esa época se disfrutaba más de la vida y teníamos más libertad que ahora.

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    1. Gracias por tu comentario. Pues sí, esa fue una época dorada. Pienso lo mismo. Yo creo que no éramos conscientes de lo bien que se vivía en general.

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