MANOWAR - Villarreal (1994)

Justo ayer día 20 de Marzo (a fecha de post) se cumplía el aniversario de este gran evento. 

Un evento que cayó ubicado en el tiempo dentro de un lustro bastante negativo para un servidor. Malas épocas que a cualquiera le pueden llegar y que te impiden estar al cien por cien por lo que de verdad te gusta: el METAL. 

Esa pequeña desconexión, o mejor diría, menor actividad Metalera, se tradujo en tener menos interés por asistir a conciertos, en comprar MC´s en vez de vinilos o en frecuentar poco los garitos del estilo. 

También fue el motivo por el que, lamentablemente, llegué tan tarde a este concierto de Manowar, llegando a escuchar tan sólo tres o cuatro temas. Un evento también organizado por el Pub Manowar de Castellón de La Plana que esperábamos todos con gran impaciencia, más cuando la banda tenía como su último trabajo de estudio el `The Triumph of Steel´ de 1992 (el recopilatorio `The Hell of Steel´ se editaba precisamente en 1994). 

Era un conciertazo en toda regla a muy pocos minutos de casa. Pero lo dicho, a veces no se puede prever si te va a salir una piedra en el camino… o un saco de grava.

Así que, tras aparcar apresuradamente, me dirigí hacia la nave industrial donde se celebraba el evento. Cada paso que daba aumentaba la potencia del sonido en mis tímpanos de forma bárbara. Y justo unos metros antes de entrar… escuché un alarido que invadió la calle que me reclamaba. Era mi gran colega F. Pérez, al cual llevaba mucho tiempo sin ver. 

Eso provocó que nos enzarzásemos en una emotiva charla sin casi prestar atención al directo, pero de esa nave salía tal potencia, que la charla nos dejó afónicos en menos de cinco minutos y nos obligó a encararnos hacia dentro con la intención de ver el final del concierto. 

Un par de temas y… final del concierto con una history-instrumental al puro estilo Manowar, pero con sus componentes ya fuera de escena. Recuerdo que miraba ingenuamente esperando a que la banda saliese de nuevo mientras posaba con las piernas ligeramente abiertas y las manos en los bolsillos del vaquero. Entonces comencé a notar lo que verdaderamente es potencia de sonido. Nos situamos a unos 10 m. del bafle sito a nuestra derecha y las pestañas me mimbreaban, los flecos de la cazadora bailaban solos, mis mofletes parecían sufrir un tic nervioso y hasta mis cataplines botaban como dos pelotas de ping-pong. 

La palabra correcta es… ¡BRUTAL!... nunca había experimentado un sonido tan potente en mi vida, incluso miraba constantemente hacia el techo pensando en cómo demonios estaba aguantando la uralita tal descarga de Metal pesado. 

Pero no contento con la más que suficiente experiencia de audio, pues me dio por averiguar lo que mi cuerpo podía llegar a sentir si metía la cabeza dentro de ese bafle. Me dije: "¡no tienes huevos!". Pero lo cierto es que era la gran oportunidad de sentir el Metal en el fondo de mis entrañas y no tan sólo ese ligero meneo estomacal que había notado ya en otros directos. 

Después de ver que a menos de 10 m. no había absolutamente nadie (claramente acongojados por el vendaval de Metal que escupía el bafle), pues me lancé a por todas. Cada paso que me acercaba notaba temblar más el suelo. Casi se me desataron los cordones de las botas  J. Llegué, metí mi testuz en plena olla y... vaya que si sentí el Metal, y bien adentro, ¡en todos mis órganos!, vamos, lo que se dice profundo, muyyyyy profundo. Luego la saqué, giré el cuello, y me encontré con decenas de sorprendidas miradas, supongo que incrédulas por lo que habían visto tras sentir en sus propias carnes lo mismo que yo justo antes de hacer lo que hice. 

El resultado: piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… durante toda la noche y parte de la mañana siguiente, pero la experiencia fue bestial, incomparable e irrepetible, porque no pienso volverlo a repetir, ahora le toca a otro, jeje.

Entrada