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miércoles, 24 de abril de 2013

AC-DC "Highway To Hell" (LP - 1979)

Sólo pronunciar su título me vienen a la cabeza mis primeros pasos en el Heavy-Rock. Y luego resultó ser que este trabajo fue verdaderamente una gran autopista hacia el infernal sonido del Metal.

Es uno de los plásticos que no pueden faltar en ninguna discografía Heavy-Metalera, sencillamente, porque es imprescindible, incomparable e irrepetible. Pocos trabajos tienen la solidez y la estructura que posee este. Una gran exhibición musical de finales de los ´70 que no se pasa de moda con el paso del tiempo. Todos y cada uno de sus cortes forman parte imprescindible de esta obra maestra del Heavy Metal.

AC-DC fueron, y seguirán siendo, uno de los grandes grupos pioneros en el estilo. Marcaron abrumadoras diferencias respecto a los demás con este explosivo trabajo, desgraciadamente, el último en el que intervenía Bon Scott antes de su desgraciado desenlace. La conjunción y complicidad entre sus componentes era perfecta y la contundencia sonora y agresividad musical que desprendían en esa época era devastadora. Un disco que está plagado de grandísimos ritmos que son capaces de menear pilares de hormigón allá por donde suenen.

Como no, la primera canción es `Highway To Hell´, himno indiscutible de la banda que a mí me sonó a floja por la gran descarga que venía detrás: `Girls Got Rhythm´, `Walk All Cover You´, la espectacular `Touch Too Much´ y la aplastante `Beating Arounr the Bush´, son los cinco cortes de su Side One. Cinco cortes que te dejan sin aliento y con un muelle instalado en la pierna aún habiéndose apartado la aguja del surco. 

Y tu cuerpo quiere más. Le das la vuelta y… `Shot Down In Flames´, otro temazo de cinco estrellas que te hace bien atractivo el arranque de la Side Two y que te crea un énfasis supremo en la escucha, sin contemplaciones y al grano. Le siguen `Get It Hot´, otro gran éxito como lo es `If You Wan´t Blood (You´ve Got It)´, y por último `Love Hungry Man´ y `Night Prowler´. 

Un completo menú que te complace pero no te empacha. Volverías a pinchar ese plástico de inmediato porque hay que asimilar bien tal bocanada de Heavy Metal. Los ritmos electrizantes se contagian, Angus puntea como los genios, Bon se desgarra la garganta en cada tema por la descomunal energía que emana de él. En definitiva, que tan sólo de tenerlo entre las manos se palpa una sensación de buen hacer que luego resulta tal cual se siente durante su escucha.

La portada parece simple: una foto de los cinco componentes del momento. Pero… cada vez que la observas, te vas dando cuenta de que desprende una fuerza de captación visual extraordinaria. 

Las letras anaranjadas del rótulo principal, más un título incontestable para su época, ambos, bien contrastados sobre un fondo oscuro de color tirando a un tono sepia que le da un aspecto como de más añejo. Los cuernecillos y el rabo de Angus, la cara de pocos amigos de su hermano Malcolm y la remarcada gran sonrisa de Scott comparada a la de sus compañeros mientras nos muestra su destacado colgante, todo ello, crea como una atracción prácticamente irresistible para la vista, o al menos para la mía. Pero me pregunto: ¿a cuántos se les pasaría de largo a la mirada si se encontrasen con él en una tienda repleta de Long Play´s?

Además, ese plástico de Atlantic Records sonaba muy bien, fuerte, limpio y claro, y quedaba sobradamente vestido con una tremenda calidad de ejecución musical. Por eso opino que el contenido, y tanto la fuerza visual como la acústica, eran a mi parecer de un nivel casi insuperable en aquellos prodigiosos años ´80.

Pocos discos tienen o han tenido el gancho que tuvo y sigue teniendo este. Para mí una obra perfecta en todos los aspectos. Si para entender el Metal tuviésemos que aprender a, e, i, o, u… este disco sería la A, le viene que ni pintado.


Calificación: *****


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