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viernes, 28 de octubre de 2011

IRON MAIDEN + W.A.S.P. - Barcelona (1986)

Apenas mes y medio después del fallecimiento del bajista de Metallica Cliff Burton, se plantaban en el antiguo Palacio de los Deportes de Montjuic dos bandas a pleno rendimiento: W.A.S.P., como gratificante aperitivo presentando su `Inside the Electric Circus´ y Iron Maiden como plato fuerte con su `Somewhere in Time´ bajo el brazo.

El ambientazo en el recinto era bestial. Se presagiaba de antemano que sería una noche para recordar; y así fue. Exceptuando al recién incorporado bajista Johnny Rod (ex-King Kobra) por la marcha de Randy Piper, allí estaban los auténticos W.A.S.P. para deleitarnos con uno de sus mejores repertorios: `I Wanna Be Somebody´, `The Last Command´, `Blind In Texas´, `Love Machine´, `I Don´t Need No Doctor´, `Restless Gypsy´, `Wild Child´, `9.5. N.A.S.T.Y.´, `Sleeping (In The Fire)´…, vamos, lo que se dice un sinfín de grandes temas de la banda.

No se notó en absoluto el cambio de componente, ni el cambio de instrumento por parte de Blackie Lawless al ponerse la guitarra entre los dedos después de haber grabado sus dos primeros discos tocando el bajo.

Te sientas un día en tu casa, te colocas los auriculares, pinchas un disco de la banda y… eso es lo que sonó en directo. Lo clavaron en todas sus vertientes. Johnny se lució, tanto musical, como estéticamente hablando. La voz desgarradora de Blackie fue sublime. Steve Riley estuvo perfecto a la batería. Y Chris Holmes se movió como un poseso por el escenario con su afilada guitarra dándolo el todo por el todo. Inconmensurables.

Más tarde, llegaba el turno de “La Doncella” que nos presentaba un discazo en toda regla. Un `Somewhere in Time´ que despertó la locura de los fans cuando lo escuchamos nada más salir a la venta y que estaban a punto de ofrecernos en vivo.

Con un escenario mucho más futurista de lo habitual, llegaba el turno de que salieran a escena Iron Maiden. Bruce Dickinson rebosaba de energía, corriendo, saltando y cantando como nunca (si todavía lo sigue haciendo mientras escribo éste post, imagínate en el año 1986), mientras los demás componentes nos ofrecían una de sus mejores facetas en directo. 

Se centraron mucho en su completísimo nuevo trabajo, pero también nos dejaron los clásicos más cotizados de sus primeros discos. Todo un vendaval de grandes temazos. Puro sonido Maiden que levantaba al entusiasmado público tan sólo con escucharse las primeras dos notas en el inicio de cada uno de sus temas, llevando en volandas a la multitud con los marcados estribillos de Bruce, los constantes y cómplices dúos guitarreros entre Adrian Smith y Dave Murray, y la voraz vitalidad que desató Steve Harris entregándose al público al cien por cien disparando eufórico su metralleta musical apuntando hacia nosotros. Vamos, lo que se dice, sudar la camiseta.

Esta era la primera vez que conseguía ver a ambas bandas. Fue algo inolvidable que se te queda en la sangre.

Una magnífica iluminación, buen sonido y el típico y mítico Eddie que no faltó a la cita, dándonos su particular y vistoso espectáculo mientras la gente nos desgarrábamos las cuerdas vocales aclamándolo.

En definitiva, un completísimo show de dos bandas en pleno auge ochentero que ese día se dejaron la piel en el escenario para el deleite de los, aproximadamente, 8000 Heavies allí presentes. Creo sinceramente que esa fue la mejor época de ambos grupos.

Al finalizar el concierto, mientras caminábamos por la calle de vuelta al autobús, vi el poster que anunciaba el citado evento. No me lo pensé, lo arranqué entero de la pared con una pequeña navajita de un llavero.


Luego lo recorté para separar las letras y perfilé al Eddie con su pistola eliminando el resto del papel, para luego pegarlo todo en distintas zonas de mi habitación, lo que fue objeto de observación durante años cada vez que colocaba la cabeza en la almohada a la hora de acostarme. Y mientras observaba... pues veía de nuevo las imágenes del concierto en mi recuerdo. Yo diría, que hasta me venía a la nariz una sensación como de olor al concierto. Una noche para no olvidar.

Entrada

jueves, 27 de octubre de 2011

METALLICA "Ride The Lightning" (LP - 1984)

En aquellos años lo que incluía éste CD era muy duro de escuchar para la inmensa mayoría de los Heavies de entonces, incluso para algunos podía llegar a ser repudiable, ya que era un nuevo estilo mucho más agresivo que el Heavy Metal que estábamos acostumbrados a escuchar.

Para otros fue una explosión de Metal implacable con claros signos y evidencias de una evolución musical indiscutible que se intuía que podía traer mucho más tras de sí.
Lo cierto es que ese fue el disco que empezaba a poner a Metallica en la cima del Metal mundial, tras un Kill ´em All mucho más verde que éste y que pasó bastante desapercibido antes de editarse éste segundo trabajo.

La velocidad y la ejecución de los temas es envidiable: `Fight Fire With Fire´ y `Trapped Under Ice´, un par de temas Thrash muy cañeros de pura casta. `Ride the Lightning´, `For Whom the Bell Tolls´, `Escape´, `Creeping Death´, una balada memorable como lo es `Fade to Black´, y un más que respetable tema instrumental `The Call Of Ktulu´, son los sabrosos ingredientes que aliñan este plato tan contundente.

Para muchos de sus seguidores es el disco más Thrashero de Metallica. Aunque en esto se forma un buen debate, porque su `Master of Puppets´ de 1986, pone el listón más que alto. Ciertamente no sabría con cuál quedarme si me diesen a elegir entre uno de los dos para llevármelo a una isla desierta, pero soy de los que piensa que este `Ride the Lightning´ es su disco más Thrash.

Un disco que desborda energía, potencia, garra y vitalidad por parte de todos sus entonces jóvenes componentes, además de transmitir una melodía guitarrera única en varias facetas del disco que es capaz de llegarte hasta lo más hondo.
Es el típico disco que, quien lo escucha por primera vez, puede escucharlo tres veces seguidas inconscientemente, pero no sin despeinarse.



Calificación: *****

miércoles, 26 de octubre de 2011

El "Club" Six

Fue éste un lugar tan especial, que no podía quedar sin mención en mi blog, tanto por la nostalgia que me trae recordarlo, como por la ilusión que tengo en dejar una pequeña dedicación a la gente con quien lo compartí durante aquellos años.

Bajo nuestra casa (me refiero a la de mis padres) había un local que en aquella época tan sólo se utilizaba para guardar tratos viejos, juguetes rotos, libros de antaño de mis abuelos, y sobretodo, mucho polvo, ya que el local no estaba cerrado del todo, quedaban unas rejas de unos 70 cm. de altura justo encima de la puerta de madera. Así que, dentro, además de montones de trastos, había montañas de polvo que lo cubrían todo. Ni se te ocurriese soplar, porque desaparecías entre la niebla. Allí empecé a guardar mi bicicleta desde muy joven.

Un día, en el instituto, decidí montar un Scalextric con tres compañeros de clase, con las piezas que aportábamos cada uno de nuestros respectivos circuitos, con los que podíamos montar un circuito bastante grande. Pero no teníamos un lugar donde hacerlo. Entonces me acordé del almacén donde guardaba la bicicleta. Decidí limpiar un trozo de local, lo suficiente como para poder montar ese Scalextric, ya que limpiar más era una locura por la cantidad de porquería que allí se acumulaba. Les comenté a mis padres lo que iba a hacer en el almacén y les pareció bien, así que al final pudimos montar ese circuito.

Jugamos varias veces, pero luego, poco a poco, fuimos dejándolo de lado hasta que lo desmontamos de nuevo. Al quitar el circuito de allí me quedé observando el espacio vacío y limpio que quedó, me paré unos instantes a pensar, y me dije: "¿no podríamos utilizar esto para algo más?", ya que está limpio… . Me refería a utilizarlo, no con los amigos del instituto, sino con los más allegados, aquellos con los que jugué y me divertí durante tantos años en mi niñez. Y vaya que si lo utilizamos. 

El local tenía por dentro tres pilares. En un principio se limpió hasta el primero para poner el Scalextric. Luego, como niños que éramos, nos dedicamos a guardar gatos callejeros allí dentro. Pasábamos muchas tardes con ellos dándoles de comer, de hecho, comenzamos llamándole al local: “Club Los Gatos”. Luego nos quitamos de encima a los gatos, los dejamos marchar, limpiamos hasta el segundo pilar y empezamos a utilizar el local para tener un lugar en el que reunirnos todos los días sin tener que ir buscándonos de casa en casa. Luego le cambiamos el nombre y le pusimos Club Six, nombre que me gustaba mucho porque era el nombre de un jugador de la selección francesa de fútbol de esos años que llevaba el pelo largo, así que insistí mucho para ponerle ese nombre.


Los gatos desde mi casa

Allí escuchábamos música con un cassette portátil “prehistórico”, ese cassette con el que escuché por primera vez a los AC/DC con su `For Those About To Rock (We Salute You)´. También nos sirvió para escondernos de los que pudiesen pillarnos por la calle fumando nuestros primeros cigarrillos, aunque más de una vez nos pilló mi madre, ya que el humo ascendía por la reja subiendo el olor hacia mi casa. Más tarde, decidimos limpiar todo lo acumulado al fondo del local y conseguimos que al final pareciese una mini-discoteca bastante coquetona (para ser lo que era…)

Poco después fuimos adquiriendo más cosas: un tocadiscos, un mejor cassette, unos altavoces, más luces… etc. También montamos un DJ con unos palets de fábrica, además de una barra con tres somieres, unos sofás con asientos de coche y limpiamos un aseo que había al fondo del local que nos costó muchísimo de acondicionar por el lamentable estado en el que se encontraba.

Más adelante decidimos poner un fondo para comprar un psicodélico para la pequeña pista de baile. También compramos bebida, que después nos auto-vendíamos para poder comprar más bebida y además poder sacar algo para celebraciones posteriores. Todo lo demás con lo que decoramos aquel local fueron cosas que íbamos aportando de nuestras casas y de otros sitios… como discotecas, que es de donde adquiríamos los vasos.

Club Six (cena en la Navidad de 1981)

Al final, nos quedó un local muy acorde a lo que buscábamos y al que acudían otras peñas del pueblo a pasar alguna que otra tarde con nosotros, sobre todo peñas de chicas. Aquí pasamos tardes y noches inolvidables e irrepetibles: fiestas de fin de año, cumpleaños, pascuas, nuestras primeras novias…, y también fue la cuna donde empecé a criarme como Metalero, ya que esa fue la época en la que empecé a conocer mis primeros grupos Heavies, aunque muy en solitario, porque de todos los miembros de aquel Club Six, el único Heavy pura sangre que salió de allí… fui yo (sin abuela), y algunas raíces que adquirieron mi hermano y mi amigo Ximo, pero nada más. Ya me hubiese gustado a mí que salieran todos Metaleros incondicionales.

Un lugar que seguramente habrá quedado para siempre en el recuerdo de todos los que formaron parte de él.

Miembros:
Alejandro P. - Antonio M. - Jorge S.- Jesús S. - Rafa C. - Juan B. - Sergio P. - Arturo A. - Miguel A. - Vicente C. - Emiliano L.F. - Ximo S. - Pepe A. - Manolo - Mora – José L. - Simón - Juan G. - Luis G. y un servidor.

Así terminamos cantando los villancicos

miércoles, 19 de octubre de 2011

SCORPIONS - Barcelona (1986), pura resignación

Tras conocer del concierto de Scorpions en Barcelona para cierto día de agosto de 1986, mi hermano y un servidor decidimos ir los dos juntos a ver ese concierto, un concierto en el que la banda presentaba la mejor joya de toda su discografía, `World Wide Live´.

Lo único malo es que no teníamos ni un clavo para poder conseguirlo. Así que decidimos esperar hasta el último día antes de preguntarlo en casa, más que nada, porque, lo que de verdad íbamos a pedir no era el permiso, sino algo de dinero para poder acudir. Haciéndolo así, pensábamos que, si nos decían que no, el sufrimiento tan sólo duraría un día.

Y por fin llegó ese día, el día que en el campo de fútbol de Sant Andreu iban a actuar Scorpions y Michael Schenker Group.

Sobre las 3 de la tarde nos decidimos a realizar nuestra consulta en casa, concretamente a nuestra madre, la que nos respondió que fuésemos a decírselo a nuestro padre, que en ese momento se encontraba comiendo en un restaurante del pueblo con un par de “socios”. Y es lo que inmediatamente hicimos.

Cuando llegamos al restaurante, efectivamente, allí estaba. Entonces le dije a mi hermano: "es el momento de sacárselo, cuando está con gente siempre cede". Así que entramos muy decididos a hacerle la pregunta del millón: "papá, nos vamos a Sabadell a ver Scorpions", le dije, "lo único que pasa es que no tenemos ni un duro. ¿Podrías echarnos un cable?, es que ese concierto no nos lo podemos perder".

Los dos colegas que estaban con él en la mesa comenzaron a reír mientras mi padre se aguantaba la risa mirándonos de arriba abajo. "¿Cuánto necesitáis?", nos preguntó, y le dijimos lo que costaba la entrada (2.200 pts. de la época más el viaje). Sacó 10.000… y nos dijo: "¿con eso tendréis bastante no?". Cogimos ese billete enseguida sin pensar más allá, diciendo: "sí, sí, seguro que tenemos bastante". Le dimos las gracias con una sonrisa de oreja a oreja y nos marchamos a buscar el tren con lo puesto.

Cuando llegamos a la estación de Castellón nos dirigimos hacia el panel de horarios para informarnos de las próximas salidas hacia la ciudad Condal. "¡Maldita sea!", exclamé al ver que el siguiente convoy hacia Barcelona de tarifa baja no pasaba por allí hasta las 6 de la tarde. Eran sobre las 4, y ni mi hermano ni yo estábamos dispuestos a estar dos horas más esperando el tren, sabiendo además que si lo hacíamos no llegaríamos a tiempo de ver el concierto. Así que decidimos comprar el billete para un rápido, pero con la idea de pagar sólo el billete hasta Tarragona y una vez allí coger un semidirecto hasta Barcelona.

Los dos billetes del rápido nos costaron sobre 4.500 pts. (novatillos…), lo que nos dejó casi desplumados y con el dinero justito para comprar la entrada del concierto. En cuanto llegó, nos metimos en ese tren que nos transportó hasta Tarragona y luego cogimos el otro por tan apenas 120 pts., el cual nos llevó hasta la estación de Sants.

Allí cogimos un taxi que nos transportó por 825 pts., hasta el campo de fútbol de Sant Andreu. En cuanto bajamos del taxi nos dimos cuenta de que estaba actuando en ese momento M.S.G. y comenzamos a correr dirigiéndonos hacia el estadio, pero justo segundos después, terminaba su actuación.

Enseguida llegamos a la puerta del recinto donde se encontraban cientos de personas. Comenzamos a buscar las taquillas hasta que dimos con ellas. Eran tres ventanillas abiertas con luz en su interior, pero no había ni una sola persona comprando entradas. No había cola. Quedamos parados a unos 5 metros de distancia buscándonos el dinero por los bolsillos para comprarlas, y le dije a mi hermano: "nos queda dinero para entrar, pero después sólo tendremos 1.000 pesetas para volver mañana a casa y para poder comer o tomarnos algo hasta entonces; ¿qué hacemos, entramos o no?, la opinión debe ser de los dos".

Tras pensarlo durante un par de minutos (cosa que debíamos haber hecho antes de salir de casa), su respuesta fue: "¡no entramos!". Justo en ese momento, se nos acerca un chico y nos pregunta: "¿vais a entrar?"; le respondí: "eso estamos pensando". "Pues ni se os ocurra comprar la entrada, ¿no veis que la calle está llena de gente y no hay nadie en las taquillas?; dentro ya no cabe más gente, te siguen vendiendo la entrada y luego no te dejan entrar, hay mucha gente así". Esas fueron sus palabras. Ya teníamos claro desde donde íbamos a ver a Scorpions, o más bien… a escuchar (si llegamos a comprar las entradas… ¡bufff!).

Así que nos quedamos por la zona de entrada observando si era cierto que no dejaban entrar a la gente (que lo fue) y por si teníamos alguna posibilidad de colarnos de algún modo. Pero eso era imposible, había mucha policía y hasta dos Dóberman en la misma puerta. La cosa no pintaba bien. La calle estaba a reventar de gente, y poco antes de comenzar Scorpions, la policía comenzó a despejarla poniendo sus porras a la vista y enviándonos a más de 30 m. de la entrada.

Y cuando menos te lo esperas, suena una potentísima rascada de guitarra que anuncia el comienzo del `World Wide Live´ tal como comienza en su doble Long Play en vivo. Tras unos segundos con los pelos como escarpias, la gente explotó, justo en ese instante, engañados, estafados y humillados de verse en la calle con la entrada y sin poder hacer nada. Se lió “la de San Quitín”.

La policía comenzó a cargar fuertemente contra nosotros, logrando despejar todo alrededor del campo enviándonos poco a poco hacia una avenida enorme para tenernos alejados del recinto y evitar nuestras represalias después del timo de las entradas. Nos fueron alejando del campo marcando su territorio y enviándonos cada vez más lejos con disparos de botes de humo y pelotas de goma efectuados por los antidisturbios, además de la incorporación de camiones de agua.

Desde esa distancia se escuchaban perfectamente, uno detrás de otro, todos y cada uno de los temas que se incluían en aquellos dos vinilos de Scorpions del '85. Sonaba atronador, limpio y calcado a como suena en los discos. Pero nosotros estábamos más pendientes de la policía que de otra cosa, ya que no paraban de disparar y de alejarnos más y más. La gente se escondía por todas partes escabulléndose de las cargas policiales. Y cuando digo en todas partes lo digo a conciencia, especialmente cuando pensé en escondernos tumbados en el remolque de un camioncito que había por allí, pero, al asomarme… ¡estaba a tope de peña! ja, ja, ja.

Así que, al final, nos refugiamos en un portal mientras observábamos los movimientos de la poli. De repente, un chaval coge un contenedor y lo empuja hasta el centro de la avenida (que ya se encontraba mucho rato cerrada a la circulación) y lo intentó volcar. Muchos nos dimos cuenta de esto y al ver que no podía volcarlo él solo, decidimos ayudarlo, retirándonos a refugiarnos en cuanto cayó el contenedor al suelo. Luego todos nos apartamos, pero ese chaval se quedó junto al contenedor, se agachó e intentó encender la basura con un mechero, cosa que parecía ir consiguiendo mientras más gente se animaba a volcar más y más contenedores, hasta que dejaron la calle inundada.

Estuvimos en toma y daca con la policía hasta que finalizó el concierto. Entonces la poli se fue retirando y mi hermano y yo fuimos acercándonos hacia la puerta con intención de ver cómo salía la gente del recinto. Y vaya que si salieron, realmente estuvo el recinto a reventar, porque la marea humana que salía de allí era interminable.
Poco después nos encontramos con “El Necus” (Martín), quien todavía no había abierto el ahora ya legendario Pub Manowar de Castellón, acompañado de un par de conocidos más. Se dirigían a coger el coche para volver a casa y nos acercamos a saludarlos. En ese momento fue cuando nos dieron la noticia de las próximas actuaciones interesantes en Barcelona: Metallica (todavía entonces con Cliff Burton en sus filas) + Anthrax. Y por otro lado… Iron Maiden + W.A.S.P. (ya sin Randy Piper desde hacía tan sólo unas pocas semanas).

Estábamos en el mes de septiembre, concretamente a día 3, y esos conciertos estaban previstos para antes de finalizar el año. Justo 24 días después, Cliff Burton fallece en un desafortunado accidente de autobús en Suecia. Metallica todavía no habían actuado en España desde su formación como banda. Poco después, concretamente el 17 de Enero de 1987, Metallica + Metal Church con David Wayne al frente, aterrizan por fin en España.

Luego de despedirnos de nuestros colegas, y después de más de media hora por las inmediaciones del recinto, decidimos marcharnos de nuevo hacia la estación de Sants, pero como no teníamos prisa y aún era verano decidimos ir andando. No sé cuántos km. recorrimos pero la caminata fue histórica, tanto, que a 500 metros de la estación tuve que pedir un taxi porque la maldita irritación entre “mis partes” era insoportable desde hacía ya varios kilómetros, muchos de los cuales había caminado como los cangrejos.

Por fin llegamos y nos pusimos a dormir, tapándonos los dos como pudimos con un chaleco vaquero y sentados en una escalera esperando a que llegase la hora de apertura de la estación. Cuando abrieron nos metimos dentro muertos de frío.

Horas más tarde, tras una pequeña discusión por sacar el billete y perder el primer convoy, conseguimos coger el de vuelta a casa. Lo que sucede es que en Sant Viçent de Calders (ya en provincia de Tarragona) ese tren paraba y luego volvía a Barcelona; y nosotros nos quedamos dormidos. Así que, paró el tren, se vació de gente y no sé cuánto tiempo después desperté por casualidad, creo que por el silencio tan aplastante que quedó en el vagón tras ser desalojado por los viajeros. Allí estábamos los dos solos en una vía de retorno apartada de las más habituales. Si no despertamos… ¡nos vuelven a llevar a Barcelona! J

Al día siguiente, ya en casa, estábamos comiendo con toda la familia mientras daban las noticias. De repente, hablan del concierto del día anterior en las noticias. Pero la noticia no fue que habían actuado Scorpions en Barcelona, la noticia fue sobre los disturbios durante el concierto de Scorpions en Barcelona.

Mientras daban varios datos sobre los incidentes, me fijé en que, en la imagen que en esos momentos mostraban, aparecía ese chaval intentando encender aquel contenedor que habíamos volcado en la avenida, y exclamé emocionado: "¡mira, ese contenedor es el que volcamos nosotros!, ja, ja, ja. Menuda "alegría" le di a mi padre. 

No hay duda, fuimos de pardillos y nos llovieron las novatadas, problemas e inconvenientes por todas partes. Pura resignación. 

Ayyy… ¡qué bonica es la juventud!

Como ya habréis podido comprobar, una entrada de los ’80 que no os puedo mostrar por lo acontecido, pero al menos os dejo un punto de vista algo diferente por vivir el directo, en éste caso, desde la calle.

AC/DC - Olímpico de Montjuic (1991)

Muchos años habían pasado desde que me inicié en esto del Metal sin haber podido disfrutar de un concierto de los AC/DC. Más de una década esperando para poder ver, sobre todo, al  Sr. Angus.

Cierto día me comentan que los australianos venían a Barcelona y además con varios grupos como para no perderse ni uno. Días después me informé bien de quienes eran esos grupos.

Este era el cartel inicial del evento: AC/DC, Metallica, Mötley Crüe y Qüeensryche. Todo un cartelazo tal como estaban entonces dichas bandas; muy afamados y muy representativos del Metal de aquellos tiempos, además de estar a un gran nivel musical y de tener un buen reconocimiento por parte la mayoría de Metaleros.

Ese cartel iba a durar poco, porque semanas después, Mötley Crüe caían de él, dejándonos a muchos con cara de circunstancias al enterarnos de la noticia. Pero bueno, seguían estando los dos primeros que eran los más importantes y con esa excusa nos consolamos. En unos días compré la entrada en la que, de hecho, no aparecen los californianos.

Poco después, caen también Qüeensryche. Estos sí constan en la entrada. "¡Menuda putada, a ver si ahora caen una a una todas las bandas del cartel y me quedo con cara de bobo con la entrada en la mano", me dije al recibir esa segunda “alegría”, incluso comencé a temer que eso fuese posible. Pero poco después, conozco la noticia de que había nuevas incorporaciones para acompañar a los AC/DC y los Metallica, que habían quedado solos en el cartel. Las nuevas incorporaciones eran Tesla y Legion. ¡Bueno!, ya no era lo que en un principio nos ofrecían, pero eran dos bandas aceptables para intentar demostrar que a pesar de los cambios seguía siendo un buen cartel.

Finalmente se presentó el día. Cinco amigos (J.C. - J.D. - M.G. - R.O. y un servidor) fuimos en coche a Barcelona para ver ese festival. Cuando llegamos a las afueras del estadio, sobre estar a tope de vehículos por todas partes, tuvimos la gran suerte de aparcar enseguida. Bajamos del coche y a los pocos metros escuchamos un comentario que le hacía un chaval a otro en voz alta mientras se hablaban a distancia: "¡se han separado los Legion!"; eso es lo que dijo. No sé cómo lo sabía pero es lo que dijo. Así que, poco antes de entrar, recibíamos (otra vez) una mala noticia. Legion tan sólo actuaron 30 minutos y no llegamos a tiempo de verlos.

Entrada
Nada más entrar, nos dirigimos a la grada para sentarnos, echamos una mirada hacia el horizonte… y un gran ambientazo en el estadio (con unas  50.000 personas) hizo que se nos olvidasen inmediatamente las ausencias que había en el cartel, puesto que el objetivo de todos nosotros era ver a las dos bandas más grandes en un ambiente como tal.

En ese momento actuaban Tesla, pero apenas fueron un relleno para casi todos los que nos encontrábamos allí. Luego, un descanso, que para la inmensa mayoría fue eterno, y aparecen Metallica, todavía en sus buenos tiempos (o más bien diría: al final de sus buenos tiempos). Bailé como poseso todos y cada uno de los temas. Fue impresionante el concierto que se marcaron, seguramente sacando todo su potencial de directo para hacer constatar al máximo su presencia ante el público a causa de los que venían luego. 

Por eso fue un gozo máximo poder escuchar temas como `One´ con unos Metallica entregados al 100 %, algo que les queda difícil de superar en la actualidad (hablando del año en el que publico éste post: 2011). `Master of Puppets´, `And Justice for All…´, `Ride The Lightning´, `Kill 'em All´ y algunas del Black Album, fue de donde extrajeron los temas para el tracklist. Una grandísima actuación de Metallica.

Tras otro largo y tenso descanso, sobre aquel inmenso escenario aparecen enérgicos los míticos y legendarios AC/DC, presentándonos Razors Edge justo el mismo día que cumplía un año editado, y con Angus y Brian liderando sobre las tablas con plena garantía. El estadio fue un clamor. Una fiesta durante todo el concierto invadió el recinto, haciendo de él un lugar de un día inolvidable para muchos.

Exceptuando que Mr. Angus tardó aproximadamente 20 minutos para bajarse el pantalón de colegial para enseñarnos la bandera de España, y el esguince monumental que me hice al caer después de dar un salto para intentar coger uno de aquellos billetes que lanzaron al público cuando sonó `Moneytalks´, por lo demás, fue todo estupendo. 

La banda nos dejó un buen directo exhibiendo ese nuevo álbum y sus grandes clásicos. Un grandioso espectáculo rematado con 21 cañonazos de las piezas de artillería que tenían montadas encima del escenario, adornándolo por arriba como con una diadema y que se ponían en pleno funcionamiento mientras sonaba la parte final de `For Those About to Rock (We Salute You)´. Un buen final de traca, como decimos en mi tierra.

Tratándose de una fiesta de tal calibre, casi todos nosotros bebimos algo ese día, y justamente al conductor (J.D.), que es uno de los que apenas había bebido, le sentó algo mal. Estuvimos esperando un rato mientras arrojaba. Cuando terminó dijo encontrarse bien y decidimos coger el coche para volver.

Yo había bebido muy poco y me coloqué en el asiento del copiloto. Salimos de Barcelona controlando al conductor y preguntándole constantemente si estaba bien, a lo que él siempre respondía satisfactoriamente. Al poco rato de viaje, los tres ocupantes traseros fueron quedándose dormidos y esas conversaciones sobre cosas que nos habían ocurrido durante el concierto fueron disminuyendo, hasta que se durmió el último. Yo miraba constantemente de reojo al piloto, ya que no me fiaba mucho de su estado al haber vomitado. Le ponía Slayer en el cassette para que estuviese alerta.

En dos ocasiones vi que se le cerraban los ojos y los volvía a abrir. No paré de hablarle para entretenerlo. Pero ocurrió una tercera vez, y ésta vez ya no los abría mientras el coche iba encarándose poco a poco hacia la izquierda dirigiéndose hacia la mediana. Inmediatamente le cogí el volante y de un grito lo desperté haciéndole salir de la autopista para parar y dormir. Nos llevamos un buen susto ambos, porque los de atrás todavía no se habían enterado y preguntaban medio dormidos: "¿qué pasa?, ¿qué ha pasado?". Así que paramos y tras un par de horas descansando volvimos tranquilitos a casa.

Gracias a que no ocurrió nada hoy puedo contarles todo lo que aquí relato, pero me gustaría dejar un mensaje para todos los que cogemos el coche y sus acompañantes.
No hagan nunca lo que hicimos nosotros. Intenten no volver de viaje en cuanto se acaba un concierto. Descansen antes que vale mucho la pena. No hay otra prioridad.

Y por otro lado, decir: por favor señores acompañantes, no se duerman todos y controlen que el conductor y el copiloto sean siempre los que estén en buena condición antes de arrancar un coche, y asegúrense de que el copiloto sea siempre un buen vigilante del piloto por si algo le ocurriese; sin dormirse. Si en nuestro caso no hubiera sucedido así, nuestra suerte hubiese sido otra. No caigan en el error, porque yo también podía haberme dormido tranquilamente como hicieron los demás.


J.C. - J.D. - JJ P. - M.G.


J.C. - R.O. - J.D. - JJ P.
Fotos cedidas por cortesía de mi amigo M. Galán

lunes, 17 de octubre de 2011

CREMATORY "Infinity" (CD - 2010)

Después de un pequeño bache con su anterior disco `Pray´, la banda germana nos deja uno de sus mejores trabajos de estudio, en el que se incluyen muchos temas que despuntan por la profesionalidad que desprenden.

En mi más sincera opinión, con este trabajo nos dejan una ligera evolución a mejor respecto a sus predecesores `Revolution´ y `Klagebilder´, puliendo al máximo los detalles y dejándonos aclarado hacia dónde se dirige musicalmente la banda. No han cedido ni un peldaño y tienen claramente la vista puesta hacia el frente con intención de no dejar un cabo suelto para gran satisfacción de sus más fieles seguidores tras aquel parón por ruptura profesional que tuvieron entre 2001 y 2003, de lo que muchos pensaban que ya no se iban a reponer. Por suerte no fue así y los teutones siguieron complaciendo a sus fans con dignos trabajos como del que hablamos en éste post.

Con una entrada bastante directa, `Infinity´ comienza a sonar en un disco de nota máxima. Tras la presentación citada, un ligero pausado musical con `Sense of Time´. Con `Out of Mind´ arrancan de nuevo con un tema de los típicos de la banda que marcan el terreno de lo que viene luego. 

A continuación, ponen el toque más melódico con un tema muy pagadizo `Black Celebration´, le sigue `Never Look Back´, donde ya suben de tono con otro tema de los contundentes. Y tras la balada `Broken Halo´, comienza un aluvión de metralla impecable: `Where Are You Now´, `A Story About…´ y  `No One Knows´, donde sacan su artillería más pesada para dejarte boquiabierto cuando concluye la música antes de que suene la última canción en alemán `Auf Der Flucht´, tema que te ayuda a finalizar el disco algo más relajado tras el vendaval citado.

Un trabajo muy bien repartido en su contenido para poder ser captado por tu oído de forma equilibrada y sin anclarse en la contundencia de principio a fin. Se hace ameno.

Sin duda, un buen disco imprescindible para los amantes del Gothic Metal.


Calificación: ***** 




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· Festival Lorca-Rock 2004

viernes, 14 de octubre de 2011

Cristianos de Metal

Que a un cristiano le guste el Metal parece que no encaje en la filosofía del sector, asunto nunca más alejado de la realidad, porque la música no entiende de filosofías. 

Somos las mismas personas las que adaptamos la música y cada uno la adapta a su oído y a sus sentimientos según sus propios gustos. De hecho, un Metalero cristiano debería odiar casi todas las bandas de Black o Death por sus letras, pero no lo hace, porque le gusta esa música, la siente. Al contrario, también puede ocurrir que al más extremo le gusten bandas con letras más suaves o contrarias a sus ideas.

Con esto quiero decir, que la música suele llegar a la gente simplemente por ser música, luego puede gustarte la letra o no, o podrás entenderla o no, pero la música siempre estará hablando en su propio idioma.

Estoy seguro que hay Metaleros a los que les encajan perfectamente con su filosofía las letras de los grupos más extremos, letras que para otros son una ofensa distando mucho de la suya. Pero en el fondo, todos son Metaleros, a todos les mueve lo mismo, la música, el estilo, las pintas, el bestial vozarrón de los cantantes y esa forma de convivir que tenemos cuando nos reunimos en conciertos y festivales: ambiente respetuoso y concordia unánime.  Ninguno está pensando en fastidiar o incordiar a otros por sus creencias, sino que piensan en el próximo grupo que va a salir a escena, en disfrutarlo y en pasarlo bien en el lugar.

Tan válido es que los más extremos recojan una biblia de las que lanzan los norteamericanos Stryper en sus conciertos, o que compren 2/3 partes de los 10 millones de discos que vendieron, como que un cristiano haga cuernos “diabólicos” cuando disfruta de una actuación de Napalm Death o simplemente cuando va a posar para una foto.

El Metal no es una religión, es simplemente un tipo de música y una forma de vida, y los cuernos, un símbolo que nos identifica como Metaleros, no como diablos, aunque en su día Mr. Dio le quisiese dar ese significado.


Por eso es sencillo entender que existan Metaleros cristianos, igual que existen Metaleros judíos, ateos, ortodoxos o satánicos. A todos nos une lo mismo: LA MÚSICA, EL METAL. 

\m/·_·\m/ 




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miércoles, 12 de octubre de 2011

LORDI "The Arockalypse" (CD - 2006)

Una obra maestra es lo que nos presentaron Lordi editando este trabajo, con una portada y contraportada muy atractivas y un contenido musical casi imprescindible para cualquier Metal-Rockero.

Con discos como estos el Hard Rock moderno reivindica su merecido hueco dentro del mundo del Metal. Su intro de tres minutos y cuarenta y seis segundos “SGC3 Special Report” ya nos hacer presagiar que viene una avalancha de buena música. Te tiene un buen rato expectante a la arrancada, que se produce de manera bestial con el primer tema `Bringing Back the Balls to Rock´. Pura energía.

Luego se suceden los temazos uno detrás de otro entre melodías, buenos coros, estribillos pegadizos y ese punto duro de Metal tan bien fusionado añadido a esa voz rompedora de Mr. Lordi.

A mitad de disco, tres temas muy a destacar: `Who´s Your Daddy?´, un buen tema de los que te mueven el cuerpo, `Hard Rock Hallelujah´, canción que alzó el Metal a la gloria en el Festival de Eurovisión 2006 en Atenas arrasando en puntos y marcando un récord histórico, y `They Only Come Out at Night´, otro gran tema que se revaloriza muy gratamente por la estimada colaboración de un estandarte del Heavy Metal: Udo Dirkschneider.

Al final, el disco acaba como empieza, con mucha fuerza y marcándose dos nuevos bombazos para dejarnos bien claro quien son estos monstruos: `The Night of the Loving Dead´ y `Supermonstars (The Anthem of the Phantoms)´.

Un disco para anotar en tu libreta personal de preferidos, tanto a nivel musical, como para conservar una reliquia de música Metal de las buenas, y por supuesto, para disponer del original de ese gran tema de la histórica victoria de Lordi (y de todos nosotros) que perdurará siempre en nuestras memorias como la primera canción de estilo Hard-Rock/Heavy Metal que consigue, más que merecidamente, hacerse con el primer puesto en tan prestigioso festival europeo.

¡Hallelujah!


Calificación: ***** 




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sábado, 1 de octubre de 2011

RAMMSTEIN - Barakaldo (2009)

Después de casi 700 km. de viaje en coche, llegamos a Bilbao.

Tras varias vueltas por la ciudad, fuimos al encuentro de un amigo, y luego nos dirigimos a buscar el hotel para descansar un rato. Poco después partíamos hacia el metro para desplazarnos hasta Barakaldo. El convoy iba abarrotado, tanto, que el espacio quedaba reducido a su mínima expresión. Se apreciaba perfectamente a donde se dirigía la inmensa mayoría de la gente.

Ya en nuestra parada, se abrieron las puertas y casi se vacían los vagones por completo; ¡todos al sitio!

En cuanto salimos por la boca del metro divisamos a unas 15.000 personas frente a las puertas del Bizkaia Arena. Se olía una emoción general que ya contagiaba de por sí el evento. Todos estaban expectantes a cualquier movimiento en las puertas esperando su apertura.

Llegamos tan justos de tiempo, que en menos de diez minutos procedían a esa ansiada apertura, lo que provocó una marea humana dirigiéndose hacia las puertas sin orden y sin guardar cola alguna. Eso hizo que en segundos nos encontrásemos en el centro de una marabunta sin apenas poder mover los brazos.

A pasitos de “tac-tac” nos íbamos acercando al recinto. Sobre media hora fue lo que nos costó entrar en él. En pocos minutos más, el recinto se llenó hasta la bandera, mientras actuaban los teloneros Combichrist, grupo noruego de Electro-Industrial de gran contundencia en el estilo. El ambiente estaba muy animado y se palpaba la emoción, aunque la gente apenas atendía al telonero esperando inquietos la aparición en escena de los ansiados germanos.

Tras el descanso correspondiente, llegó el momento. Allí aparecieron ellos, entre una gran ovación, los inconfundibles e incombustibles reyes (no padres) del Metal Industrial, presentando `Liebe Ist Für Alle Da´.

Estábamos bastante lejos del escenario, sentados en la primera fila de una de las gradas, lugar desde el que pudimos ver con mejor perspectiva el maravilloso espectáculo en iluminación que transporta la banda, mezclado con el entusiasmo del público, aparte del espectacular montaje futurista que nunca deja indiferente a nadie.

Se marcaron un buen repertorio de sus temas más clásicos y una buena selección de temas nuevos para conformar un tracklist de primera categoría. Cómo no, `Du Hast´ fue la más aclamada por el público, convirtiéndose en una explosión de júbilo en cuanto arrancaron con las primeras notas, aunque otras como `Sehnsucht´ o `Waidmanns Heil´, no quedaron a la zaga. También hubo un buen sonido para haberse celebrado en un sitio cerrado.

Por supuesto, no faltó la barca con “Flake” Lorenz navegando por encima del público, ni las archiconocidas y espectaculares llamaradas, que incluso se sintieron notablemente desde nuestra lejana ubicación sorprendiendo a propios y extraños. Tras dos malogrados intentos en asistir a un concierto de Rammstein… ¡por fin notaba en el rostro ese calor tan representativo de la banda! (aunque hubiese querido un poco más; estar más cerca).

Rammstein

Y cuando terminó, la mayoría de la gente se quedó quieta sin moverse del asiento, como meditando, mientras tú, te preguntas: "¿ya está?, ¿ya se ha acabado?". Tras una mirada mutua con las acompañantes, y echando simultáneamente un vistazo al alrededor, quedamos en silencio durante unos instantes, meditando también, sin articular palabra como tratando de asimilar lo vivido.

Más tarde, cuando ya te has marchado del lugar, se te queda como una neblina en el cerebro que no sabes si lo has soñado o si lo has visto de verdad, más aún, por disfrutarlo con nuestra “chiquilla” acompañada de una buena amiga, siendo éste el primer concierto de Metal al que acudía con nosotros.

Destacar, que ésta entrada y otra igualita para mi mujer fueron el regalo que nos hicieron unos colegas en un momento muy significativo y especial para nosotros, y además, como guinda al estupendo regalo, también nos habían reservado una magnífica habitación en un hotel prestigioso de la ciudad sito junto a la ría Bilbao y a cuatro pasos del Museo Guggenheim. ¿Qué más se puede pedir? 

Eternamente agradecidos a esas cinco personas involucradas en esa gran sorpresa.

A.-R.F.-Y.M.-J.J.P.
Entrada