Después de más de 14 años esperando para
verlos, la banda se dejó caer por España en la gira del `You Wanted The
Best, You Got The Best´, álbum recopilatorio en vivo.
Lo mejor de todo es que vinieron los
componentes originales de la banda (Gene Simmons, Paul Stanley, Peter
Criss y Ace Frehley) y además vuelven con los
característicos maquillajes que dejaron de utilizar en 1983 cuando lanzaron al
mercado el `Lick It Up´.
Como el concierto era en Zaragoza y
precisamente allí se encuentran muchos familiares míos, decido llamar a uno de
mis primos (Jorge) para que nos consiguiese las entradas y no correr el riesgo
de quedarnos sin ellas, a lo que no puso ningún inconveniente.
En un principio teníamos previsto partir con mi coche,
pero, casualmente, esa semana se avería y tengo que dejarlo en el taller. Así
que al final decidimos viajar con un R-11 de mi suegro que estaba prácticamente
para el desguace por los años y kilómetros que acumulaba. Pensamos que llevando
una marcha de 70-80 Km/h. podíamos llegar al destino con un poco de suerte,
puesto que el vehículo ya nos había dado anteriormente más de un susto tirando
humo por el motor (entre otras teclas) y temíamos quedarnos tirados en mitad
del trayecto.
Y eso es lo que hicimos, con los
cataplines como corbata y con más paciencia que un santo, partimos hacia la
aventura.
El viaje de ida fue lento, pero llegamos bien a nuestro destino. En cuanto llegamos nos dirigimos a casa de una tía mía (Carmen) y desde allí llamamos a mi primo para avisarle de que habíamos llegado. En pocos minutos se presentó en el lugar. Tras el correspondiente saludo familiar nos dio las entradas que le habíamos encargado. Saqué el dinero para pagarle y... no hubo manera de que cogiese el dinero. Quería invitarnos. Y mientras hablaba, se sacaba otra entrada del bolsillo que se había comprado para acompañarnos al evento aún sin gustarle ese tipo de música. Un magnífico detalle por su parte que todavía agradecemos.
Poco rato después, poníamos rumbo hacia la
plaza de toros cubierta de Zaragoza, que es donde se celebró el concierto.
(La
entrada no indicaba ni la fecha ni el lugar correctos debido a que el evento se
tenía que haber celebrado en el mes de noviembre del año anterior, pero por
culpa de una huelga de camioneros franceses, se pospuso para el siguiente año)
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Entrada |
Una vez en la plaza, lo primero que hice
fue ir a comprarme una camiseta de Kiss que, aunque muy vieja
y descolorida, todavía conservo en mi armario. Luego subimos a la grada porque
la plaza estaba abarrotada y nos colocamos en la primera fila de asientos justo encima de una de las barras que habían montado dentro del callejón del
coso. Esto nos vino como anillo al dedo porque no teníamos más que agitar un
poco el brazo para que los camareros nos sirviesen cada vez que pedíamos algo.
Tras una tensa y emocionante espera, se
apagan las luces del recinto... y segundos después nos deslumbra un
impresionante destello con el letrero de Kiss encendido a
máxima potencia al fondo del escenario. El efecto de las luces hizo que el
público soltase un ¡ohhhhh! que me puso los pelos de punta, e inmediatamente
saltaron al escenario los norteamericanos entre una explosión de júbilo por
parte de los asistentes.
El concierto se centró enteramente en los
temas más clásicos de la banda: `Love Gun´, `Detroit Rock City´,
`I Was Made for Loving You´, `Rock and Roll All Night´ o `Shout
It Out Loud´, son algunos de los temas que pudimos escuchar esa noche.
Se marcaron un espectáculo sensacional y Simmons no
defraudó a la hora de ofrecernos su intervención más popular; cuando menos te
lo esperas, abre los brazos extendiendo sus alas de murciélago y sale volando
a toda velocidad para posarse en una plataforma que se ubica a gran altura
justo encima del escenario. Desde allí arriba es donde Gene escupe
sangre (ficticia, claro) a borbotones mientras aporrea el bajo brutalmente ante
el delirio de un público entregado por completo.
En fin, que fue un show impresionante con
un espectáculo completísimo que no defraudó a nadie.
Por otra parte, decir que a los teloneros The
Verve Pipe no los vimos por ninguna parte, no sé si llegaron a actuar
porque llegamos algo justos de tiempo, pero nada supimos de ellos, seguramente
porque tan solo formaron parte del cartel del mes de noviembre del año
anterior, pero no de este del ´97.
Lo que no sé es como recuerdo tan bien las
cosas, porque la bebida era “colonia” casi pura, por lo menos el Whisky,
que era lo que pedimos durante la actuación. Y claro, con la barra tan a mano y
los Kiss originales tocando en directo, los cubalitros de
colonia iban que volaban mientras disfrutábamos como enanos.
Cuando terminó el concierto nos esperamos
un rato a que se fuese algo de gente y luego nos dirigimos hacia la salida.
Durante ese trayecto de la grada a la puerta, noté un subidón impresionante que
hizo que me balanceara justo al levantar el pie para salvar un pequeño escalón
de un marco de hierro de la misma puerta de la calle.
Enseguida nos metimos en el coche de mi
primo y nos dirigimos a un pub donde trabajaba por aquel
entonces la que era su novia. En el coche la "colonia" me iba
subiendo por momentos. Cuando llegamos al pub les dije a mi
mujer y a mi primo: "yo me quedo aquí afuera un momento, ahora entro". Estuve
unos minutos respirando hondo y entonces me decidí a entrar. Llegué hasta la
barra a duras penas y en eso que se acerca una camarera y mi primo me dice: "esta es mi novia", a lo que respondí: "encantado, ponme un gin tonic".
En segundos me lo puso delante, lo cogí, le pegué un trago, lo solté y… la
cabeza se me quedó clavada en la barra por la frente. Allí me quedé 4 horas
inconsciente hasta que pude recuperarme un poco para salir y que mi primo nos
llevase de nuevo a casa de mi tía. Un tremendo e inolvidable colocón de "colonia
barata" que no esperaba tan aplastante.
Dos días después, trincamos de nuevo
nuestro R-11 y emprendimos la ruta de vuelta con la misma filosofía que en la
ida, despacito, despacito… que hay que llegar a casa como sea.
Ya en la provincia de Teruel, mientras
cruzábamos una travesía de un pequeño pueblo, aparece un señor con traje verde
estirando el brazo que nos hace parar y nos dice: "iban ustedes a 71 Km/h., la
travesía marca 50 y existe un margen para adelantar de 20, con lo que suman 70,
así que no tengo más remedio que denunciarles por exceso de velocidad".
Le contamos al guardia de donde veníamos y
a la velocidad que hicimos todo el viaje, y por lo visto nos creyó, y entonces
nos dijo: "como os ha cazado el radar no puedo quitaros la multa porque existe
una foto, pero, como vosotros bien sabéis, las fotos a veces salen y a veces
no, así que cuando lleguéis a casa tenéis que hacer un recurso pidiendo la foto
y si no la envían es porque no les ha salido bien, y entonces os escaparíais de
la denuncia; no puedo hacer más, lo siento". Y tras la correspondiente multa,
retomamos el viaje.
Ya en casa hicimos lo que bien nos había
explicado el señor guardia. En el recurso se me ocurrió poner que aceleré un
poco más de la cuenta cuando vi por el retrovisor que un camión con matrícula
inglesa se nos echaba prácticamente encima (un camión que habíamos adelantado
segundos antes y que busqué como excusa). Al poco tiempo nos llega la
contestación al recurso. A continuación les dejo la respuesta que recibí:
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Con el R-11 |
... fotografía acompañada con una multa de 20.000 pts. de aquella época
que nos supo a cuerno quemado y que nos encareció muy notablemente ese viaje
aun sobre habernos regalado mi primo las entradas. Eso sí, lo que vivimos
aquella noche sobre la arena del coso taurino de Zaragoza, no nos lo quita
nadie.