En aquellos años de la
evolución de la música Metal en España, existía un grupo de
Villarreal (Castellón) que era el único capaz de hacer reunir en sus directos
por nuestra provincia a cientos de personas.
Volumen,
liderados por el vocalista Ángel Galera, fueron los pioneros en nuestra tierra
y marcaban la senda a muchos grupos provinciales que más tarde seguirían sus
pasos, aunque sin tanto éxito como el que obtuvieron ellos. Se hicieron con
cientos de fans que auparon incondicionalmente a la banda y los animaron a
trabajar para estar siempre en la primera línea de la palestra provincial. El
unicornio blanco era el símbolo que más les adornó e identificó cara a la
galería.
A finales de los
´80, consiguieron hacerse con un hueco para actuar en la
discoteca Osiris de Onda, ahora ya desaparecida.
Cuando la gente Metalera se enteró de su
inminente actuación, fue un verdadero revuelo inédito en la zona que dejó
huella incluso hasta nuestros días. Por aquel entonces no eran nada habituales este tipo de eventos por aquí (exceptuando algún bolo contado) puesto que
el Heavy Metal y los peludos estábamos bastante mal vistos e
injustamente criticados por la sociedad en general.
Unos días antes a la
celebración del concierto ya andaba nervioso y tenso por la proximidad del
evento, más todavía cuando yo era cliente del bar de los que entonces
gestionaban la discoteca, estando informado en todo momento de cualquier
movimiento respecto al concierto.
Por casualidad, un par de días
antes a este, mi cabeza pensó: "¿ésta gente tendrá pensado poner Heavy ese
día, o ni se les habrá ocurrido que antes y después del espectáculo la gente
querrá escuchar Metal?", todo pensando en que en dicha discoteca
nunca sonaba ese tipo de música, exceptuando tres o cuatro temas de Rolling
Stones, Led Zeppelin y poco más que pinchaban al final de las
sesiones para los “cuatro gatos” que a esas horas quedábamos por allí.
Así que decidí hacerles esa
pregunta con casi la total seguridad de que no me equivocaba en mis
presentimientos. Y así fue, cuando formulé la pregunta me echaron una mirada de
reojo, casi ignorándome y como si hubiese dicho alguna locura. En cuanto me
percaté de las intenciones, lo dejé bien claro: "pues si no hay nadie para
pinchar ese día, me llevaré los discos y pincho yo (entonces no había mucho
para elegir, por no decir… nada), que la gente lo que querrá ese día es Metal y
no basurilla", que es como algunos le llamaban a ese estilo discotequero por
mal que le pese a alguno de la época (ya sabes, esto va para ti fan....., que
entonces éramos unos niños). "Nada más faltaba eso; y si no, preparaos a que
os revienten la discoteca" (obvio si intentas contentar a una marabunta de Metaleros
en un evento como ese con música Disco-Pop; es decir, que aún les hicimos un
favor... y de gratis). "Así que, pasado mañana estoy llamando a la puerta una hora
antes del concierto". Esa fue mi directa. La mirada de uno de los
organizadores fue taladrante, pero no me acongojé y le volví a decir: "si no
tenéis a nadie para pinchar allí estaré, acuérdate".
Cuando salí del bar busqué a un
colega (el Jaro) que era la única persona de todo el pueblo que disponía de
LP´s en cantidad y que era mi competencia directa coleccionando vinilos Metaleros.
Él tiraba más hacia el Thrash y yo más hacia el Heavy,
así que pensé que entre los dos haríamos una buena sesión en escala de menos a
más.
En cuanto se lo comenté estuvo
dispuesto y así quedamos, una hora antes del concierto en la puerta de servicio
de la discoteca con 30 vinilos cada uno bajo el brazo.
Y llegó el día. Mi colega y yo
puntuales a la cita, mientras observábamos que en la calle Cervantes ya había
gente sentada por las aceras esperando la apertura de puertas. Llamamos a la puerta varias
veces sin que ésta se abriese y le dije a mi colega: "este tipo no nos quiere
abrir porque sabe quiénes somos, pero ya verás como ahora sí que abre". Le pegué
cinco porrazos a la puerta que de poco la tiro :) (es broma jeje.
Mi colega me dijo: "¡madre mía,
ya verás cuando salga!, si es que sale". Y en 15 segundos se abrió la puerta.
¡Qué careto nos puso! jajajaja, pero de mi cara salió una sonrisa como un sol,
y le dije: "venimos a pinchar como quedamos". Se quedó callado unos segundos
mirándonos muy malamente, pero al momento dijo: "¡va, tirar para adentro,
tirar para adentro…", y nosotros, para adentro que fuimos.
Nos dirigimos hacia el DJ que,
como ya me imaginé, tenían allí para pinchar disco-pop, y le dijimos: "esto
es lo que hay que pinchar hoy; en cuanto se abran las puertas aquí estaremos"; y
volvimos a la calle para ver el ambiente.
En menos de 30 minutos se
habían juntado allí más de 800 personas. - La calle Cervantes llena de Heavies. "¡Lo nunca visto!", le
dije a mi colega emocionado hasta las trancas mientras su cara desprendía una
sonrisa de oreja a oreja.
Al poco rato se abrieron las
puertas y de nuevo nos dirigimos para adentro como un rayo, nos pusimos junto
al DJ sin entrar en el habitáculo y comenzó el festival.
En un principio pinchaba el de
siempre, mientras nosotros le decíamos el corte que tenía que pinchar de cada
disco. Pero en cuanto vio la marabunta de heavies que allí se congregó, y añadido
al poco entusiasmo que le ponía al asunto, desistió, diciéndome: "apañaos
vosotros, yo sólo manejaré las luces".
Y allí que nos colamos. "Guuuaaauuu, todo para mí", pensé. ¡Qué sesión que nos marcamos, señores!
W.A.S.P., Ratt, Mötley Crüe,
Running Wild, S.D.I., Warrant, Kreator, Ozzy Osbourne, Forbidden, Judas Priest…, en
fin, de película para los tiempos que corrían.
Y el concierto de Volumen,
sobresaliente. Tan sobresaliente fue todo, que al año siguiente se volvió a
celebrar y se volvieron a reunir más de 800 personas y con un par de
servidores otra vez por allí metiendo tralla para todos ellos, faltaría más.
Dos días inolvidables para la
historia del Heavy Metal en Onda, todo por culpa de esa
magnífica banda que quedó para siempre en nuestras retinas y en nuestros
corazones. Lástima que no tenga ni una foto de aquello.
\m/ ¡Volumen forever! \m/
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