En esta ocasión, acudía por primera vez a la Plaza de Toros de Valencia en compañía de mi amigo Ximo C. Nunca había estado en este coso, ni por temas taurinos, ni musicales. Además, era la primera vez que mi amigo Ximo y yo acudíamos mano a mano a un directo en el que coincidíamos plenamente en gusto.
Allí nos
presentamos sobre las 22:00h en un espléndido 6 de mayo de 1992 para disfrutar
de mi banda favorita presentando su ‘Rock
‘Till You Drop’ lanzado en septiembre de 1991.
El escenario
estaba ubicado en el centro del coso, dando así por entendido que sólo se iba a
llenar media plaza incluyendo la arena. Dos grandes guitarras (creo recordar,
las que aparecen en su ‘Perfect Remedy’
de 1989) colgaban impresas en el telón que tapaba el escenario.
Todavía con
muy poco público, subimos a la grada y nos situamos en la parte central. Para
mi gusto, un poquito alejados del escenario, pero la verdad es que la posición
era buena para poder distinguir bien los rostros de los músicos y captar el
directo como en un cine. Ideal para grabar el directo completo si no hubiesen
existido tantos problemas para entrar cámaras a los conciertos durante aquellos
años.
Así que, nos
sentamos mientras nos entreteníamos observando cómo entraba la gente al recinto
sin quitarle la vista a esas dos guitarras del telón, ya que transparentaba un
poco y se veía la batería y los soportes de los micros tras él, lo cual
incitaba a no perder de vista ese trasfondo de luz morada buscando cualquier
movimiento de alguno de los miembros de la banda.
Más o menos
puntuales, las luces de la plaza se apagaron quedando tan sólo encendidas las
de emergencia/posición dando esto más protagonismo al contenido del escenario.
Hubo una aclamación del público y todos quedamos en tensión, hipnotizados observando
durante unos minutos tratando de adivinar, en ese trasluz, si algo se movía por
detrás del telón.
De repente,
este cae a plomo y se produce una de las entradas a escena más impactantes que
había visto nunca y que más recuerdo. Cada miembro ubicado en su sitio y su
archiconocido ‘Down Down’ comenzó a
sonar como un huracán poniendo a la gente en pie como un resorte, y me
atrevería a decir, que así nos mantuvimos durante prácticamente todo el
concierto. La arrancada fue bestial. Pelos como escarpias. Algo genuino.
Engancharon al público como un imán de principio a fin.
En realidad,
no recuerdo el set list de esa
fantástica noche, tan sólo el impactante temazo con el que abrieron el
espectáculo, pero es fácil para un buen fan de la banda deducir qué pudo sonar
allí esa noche. Y es que Status Quo
nunca defraudaron.
Para mí, un
grupo con cierto rechazo por parte de los medios a pesar de su intachable
carrera musical. Nunca se habla de ellos. Da la impresión de que no existen o no
son nadie, pero lo son, y mucho. Una de las bandas más legendarias de la
historia del Rock junto a The Rolling Stones, ambos activos desde
principios de los ’60 hasta el día en el que escribo este post (y lo que les quede).
Una de las
bandas que más discos han grabado y vendido. Una de las bandas que más singles
han metido en el Top-10 de las listas británicas. Siempre con un sonido potente
y limpio como pocos. De hecho, ya superaban récords en potencia durante sus
años más gloriosos. Cientos de miles de seguidores incondicionales por todo el
planeta y una originalidad musical irrepetible que no se merecen el poco
reconocimiento que ha tenido la banda durante toda su historia.
Son pura
fiesta. Quien los ha visto en vivo lo sabe muy bien.
Años después, no valoré el asunto como debería haber ocurrido, pues cierto día, tras quedarme sin cintas vírgenes, nada más y nada menos que se me ocurrió usar esa cassette para grabar canciones de la radio sin valorar aquella estupenda grabación de punteos de Rossi. Todavía me duele el hecho.